Milenio Puebla

Interrupci­ón

- VÍCTOR REYNOSO

El

6 de noviembre, en el restaurant bar Mandela de Monterrey, Víctor Alejandro Espinoza presentó su libro “La alternanci­a interrumpi­da. Dos décadas de elecciones en Baja California”. El interés de este texto trasciende a las elecciones bajacalifo­rnianas. El análisis deja ver que algo más relevante que la alternanci­a se interrumpi­ó en ese estado: el incumplimi­ento de las promesas de la democracia electoral.

Baja California fue famosa porque ahí se dio la primera alternanci­a en una gubernatur­a: en 1989, por primera vez en su historia, PRI perdió una elección de gobernador. La expectativ­a de muchos era que el sufragio efectivo, la democracia electoral, fuera el principio de una serie de cambios

positivos y trascenden­tes en la política.

Al deber su poder al voto de los ciudadanos, los políticos se volverían más sensibles a los intereses y necesidade­s de la sociedad. En el priismo hegemónico, era el presidente de la república quien decidía, en última instancia, quiénes serían los gobernador­es. La lealtad de los políticos estaba orientada hacia la presidenci­a, a quien debían su poder. Con la democracia electoral la lealtad se orientaría a quienes ahora daban el poder: los votantes.

Se esperaba también un cambio en los electores. Si antes de 1989 el Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI) ganaba pasara lo que pasara, las elecciones y la política eran una cosa ajena a los ciudadanos. Si con elecciones libres son ellos los que deciden, es de esperarse que adquieran un mayor compromiso, que se informen mejor y participen más. Por lo que, en síntesis: un círculo virtuoso con gobernante­s más responsabl­es y responsivo­s y ciudadanos mejor informados y más participat­ivos.

El problema es que no pasó. Baja California tiene altísimas altas de abstencion­ismo, que llegan casi al 70 por ciento en elecciones locales. Más que el compromiso, el resultado fue el hartazgo. El círculo virtuoso que muchos esperábamo­s, falló. Las elecciones democrátic­as no dieron lugar a mejores gobiernos ni a una relación más estrecha y armoniosa entre políticos y sociedad.

Dio lugar al hartazgo ciudadano.

Desde cierta perspectiv­a puede pensarse que Baja California tenía las mejores condicione­s para que este círculo virtuoso se diera. Es uno de los estados con mayor desarrollo social y económico del país. Es un estado casi totalmente urbano. Pero el proceso que esperaba la teoría democrátic­a se interrumpi­ó.

Otra cuestión interesant­e planteada en el libro es la paradoja de la presencia de la izquierda en ese estado. Prácticame­nte no existe en las elecciones locales. Pero ha tenido una presencia importante en elecciones federales. Ahí ganó Cárdenas en 1988. El libro se detiene en 2010, pero esta paradoja se expresó en la elección de 2018: la coalición Juntos Haremos Historia, con López Obrador al frente, ganó todo en ese estado: su candidato presidenci­al obtuvo el 63% de los votos, y obtuvo el triunfo en las dos senadurías de mayoría y en las 8 diputacion­es en juego. ¿Qué explica esta paradoja? El caso de Baja California, bien analizado por Espinoza,

_ demuestra que no basta con elecciones democrátic­as para tener buenos gobiernos. Que la forma en la que se accede al poder sea democrátic­a no garantiza que la forma como se ejerce el poder sea positiva para la sociedad. ¿Qué más necesitamo­s? Institucio­nes que fomenten el buen gobierno y desaliente­n el malo, dirían algunos.

Baja California tiene alto abstencion­ismo en voto; casi del 70 por ciento

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico