Pero qué necesidad
La idea no era parafrasear a Juan Gabriel, pero la expresión captura la sensación que dejan los planes económicos de la nueva administración. La necesidad del país es crecer más y de forma sostenida. El Presidente electo habla de crecer al 4%, una tasa que debería de ser alcanzable para una economía en el estadio de desarrollo que tiene México.
Al finalizar el sexenio, el país habrá crecido a una tasa de 2.5% en promedio anual. A cada administración le tocan circunstancias distintas. En estos seis años se hicieron reformas económicas importantes y se generaron más de 4 millones de empleos formales. Entre 2015 y 2016, el precio del petróleo disminuyó de forma significativa y sacó are lucir la dependencia petrolera que tenían nuestras finanzas públicas. Poco después, apareció Donald Trump como aspirante a la candidatura presidencial, generando, entre otras cosas, volatilidad cambiaria. Pero también, en estos seis años, sobre todo hacia la segunda parte, Estados Unidos mostraba ya una sólida recuperación. No solo crecía EU, el mundo también y las economías emergentes —no todas, obvio— aceleraron su paso. México vio pasar esos años de crecimiento global a lo lejos.
Hoy las cosas son distintas. Se anticipa una recesión en EU hacia finales de 2019 o entrando 2020. Los ciclos económicos son impredecibles, así que bien podrían estar equivocados los analistas que la pronostican. Sin embargo, la Reserva Federal también lo cree y busca tener herramientas para actuar en caso de ser necesario. El nivel actual de tasas de interés —entre 2 y 2.5%—, deja a la Fed con pocas fichas, por lo que tendrá que subir pronto lastas aspara poder volverlas a bajar como respuesta a una potencial desaceleración en la economía estadunidense. Además, las advertencia s sobre las repercusiones de la guerra comercial que E Uh a emprendido con el mundo, en particular con China y que ha tenido a México como daño colateral, están por doquier.
México pretende ser un ente aislado e inmune a los movimientos globales. No solo no estamos preparados para un punto de inflexión en el crecimiento estadunidense, sino que estamos haciendo todo lo necesario para deteriorar la confianza y alejar las inversiones.
De acuerdo con cifras de Banco de México, en octubre salieron del país 11 mil 237 millones de dólares de bonos del gobierno mexicano por parte de inversionistas extranjeros. La inversión extranjera directa del tercer trimestre de 2018 es 28% menor a la del mismo periodo de 2017. Las afores (sí, el dinero de los trabajadores) registraron en octubre una minusvalía de 131 mil 649 millones de pesos, la mayor en la historia del sistema. La tasa de interés en México está en su mayor nivel en una década y la tasa de los bonos mexicanos a 10 años está en su máximo desde 2011, aunado ala cancelación del aeropuerto que mandó pésimas señales. El daño está hecho, se podrían aminorar sus consecuencias si viéramos alguna señal que apuntara hacia el crecimiento y desarrollo económico del país. Esa señal aún no llega.