“A partir del 1 de julio, la oposición profesional dejó de serlo”
Llevarle la contraria al otro es más importante de lo que ese otro quisiera reconocer. Y es que a nadie le gusta que lo contradigan, que le repliquen, que rechacen susideas.Claroqueseríamásfácilhacerlasantavoluntad sin ningún tipo de antagonismo o rivalidad. Porque la desavenencia, la discordia y el desacuerdo siempre traen consigo hostilidad. Sin embargo, la confrontación de las diferencias resulta siempre en un equilibrio esencial.
Efectivamente, contó usted bien, todas las palabras que arriba estorban son sinónimos de oposición (incluido el verbo estorbar). Y por más que el lenguajehayasidogenerosoenlacantidaddevocablos y sutilezas que destinó para nombrar, resultan insuficientes para definir lo que hoy en México se entiende por oposición.
Apartirdel1dejuliolatensióndialécticaesencial para cualquier democracia que se precie de serlo, dio un vuelco monumental. La oposición de tantos años, décadas, ¡vamos!, la que tenemos desde un siglo atrás, dejaba de serlo.
La oposición mexicana, nuestra oposición, esa que sabía cómo montar una carpa, dónde se compraban los plásticos, cómo se organizaba un plantón, cuántas veces se repetían los signos de exclamación en los discursos indignados y dónde se imprimían las mantas al tamaño exacto de la tribuna de San Lázaro, es decir, nuestra oposición profesional, perdía su título y pasaba a ser gobierno. Con lo cual, nuestra tradicional clase gobernante,laexpertaenformas y buenos modos, la que había aprendido a controlar el parpadeo, la de la piel gruesa, la que soportaba con pétreo estoicismo cualquier insulto y cerraba señalando “le agradezco el comentario, lo tomaremosencuenta”,nuestraclasegobernanteprofesional, dejaba de serlo y se estrenaba como oposición.
La experiencia ha resultado insólita. La oposición que por fin ganó, no entiende que exista una nueva oposición. ¿Si “el pueblo” votó para que la oposición fuera gobierno, quién demonios se opone a lo que digo yo? No para aquí el trabalenguas, ¿quién en su sano juicio se puede oponer si la oposición soy yo?
La oposición no quiere dejar de ser oposición, porque da estatus político, porque es atractivo para los jóvenes antipartidos y antisistema, siempre en busca de una causa, jamás de un gobierno.
Oposición es una palabra bonita, fuerte, polisilábica. O-po-si-ción. De aquí que nuestra antigua oposiciónhechagobiernoprefieranodecirleoposición a la nueva oposición, no le quiere conceder ese poder. Le dice “los conservadores”, “los neoliberales”, “la mafia”, “los fifís” o el epíteto del momento, pero o-po-si-ción, de preferencia, jamás.
Porsuparte,lanuevaaoposiciónesaúnamateur y no encuentra el espacio para ser oposición, siendo que el gobierno no quiere dejar de ser oposición.
¿Cómo no va a haber polarización?, no es que cada grupo esté en un polo, es que estamos todos estrujados en el mismo.
¿Quién va a liderar la oposición? Por el momento no nos preocupemos, todos somos oposición. Lo que sí, abracemos las convicciones, no vaya a ser que por estar tan apretados confundamos convicción por afiliación y perdamos algo que no queríamos perder.
Desde el 1 de julio la tensión dialéctica dio un vuelco monumental