Mensaje entre lluvia, suvenires y ríos de partidarios morenistas
“¡Nada de titubeos o medias tintas!”, exclamó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Era el momento cumbre de su mensaje, de su primer informe de gobierno, o del segundo si se toma en cuenta el de los 100 días. El Zócalo tendría que haberse electrizado a estas alturas.
Pero el resultado no fue apoteósico, como el 1 de julio del año pasado, cuando ganó la Presidencia de la República. Esta vez, la plaza tardó en llenarse y bullir. Quizá por la lluvia.
O quizá porque Morena ya es gobierno y los ánimos se atemperaron. Quizá porque la lluvia apagó las ganas o porque gobernar no es lo mismo que hacer campaña. Hace 365 días fueron evidentes el fervor y esperanza por escuchar el discurso del ganador de la elección presidencial con un tono de reconciliación.
Este lunes, bajo la lluvia, el ánimo fue distinto: en el Zócalo, Andrés Manuel López Obrador declamó para el reconocimiento sus logros. De la esperanza del año pasado pasó ahora la ofensiva contra sus adversarios políticos.
En el endurecimiento de su discurso enfiló baterías, principalmente, contra aquellos que mantienen con vida al Nuevo Aeropuerto Internacional de México y detenidas las obras de la terminal aérea de Santa Lucía.
El tono de López Obrador de esta tarde fue marcadamente diferente. Tanto, como los tiempos, más fríos que el histórico 2018. En su discurso de hace un año provocó ovaciones cuando anunció un cambio en la estrategia de seguridad, en la que prometió que los militares volverían a sus cuarteles y cambiaría el uso de la fuerza contra los criminales.
Hoy, la pragmática realidad se impuso. Reconoció la conformación de la Guardia Nacional, que no es otra cosa que marinos y soldados haciendo labores policiacas en el país.
Hubo más diferencias con respecto a 2018. En esta ocasión, Morena reeditó los mejores tiempos delPRIyechómanodel"transportevoluntariodesimpatizantes"yel pase de lista de los asistentes.
Frente a los suyos, López Obrador mostró sus cifras, sus logros, el avance de sus compromisos y sus asignaturaspendientes.Exigióque se tomaran en cuenta: millones de becas. Millones de apoyos económicos. Millones de proyectos.
Lo hizo ante ríos de morenistas. Vinieron de Iztapalapa, Iztacalco, Tláhuac, Magdalena Contreras, Azcapotzalco y diferentes municipios del Estado de México y Veracruz.
Algunos contingentes optaban por la entrega de banderines, playeras, gorras o algún suvenir con la imagen del mandatario nacional y el apoyo de su demarcación.
Otros venían encabezados por liderazgos regionales, como Rigoberto Salgado, diputado local de Morena con polémico historial en Tláhuac. Festivo, lideró a sus seguidores al ritmo de batucada por la calle 20 de noviembre.
El también ex delegado pidió a lo suyos entonar el Cielito Lindo. "¡Celebremos la gran victoria nacional!", arengó el ex delegado.
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Cerca de las cuatro de la tarde una leve lluvia amagó a los asistentes que se replegaron a los orillas del Zócalo para cubrirse. Pero casi a la salida del presidente López Obrador de Palacio Nacional el clima le favoreció para que los suyos lo escucharan.
Al grito de “Es un honor estar con Obrador” y “no estas solo”, el mandatario nacional subió al templete.
Tras hora y media de informe se entonó el Himno Nacional. En ese momento los asistentes desalojaron la plancha del Zócalo. Cuando el primer cuadro quedó semivacío la basura generada dejaba ver el origen e intención de los asistentes: “Ecatepec con AMLO”, “Iztapalapa es Morena”, “Sector dos de Coacalco”.
La fiesta había terminado.
El Presidente enfiló baterías contra los opositores a la terminal aérea de Santa Lucía