Milenio Puebla

Javier Garciadieg­o “Disfruto el mezcal, oír música y los escasos triunfos de las Chivas”

El director de la Capilla Alfonsina e integrante de El Colegio Nacional prefiere el tiramisú como postre y reniega del chupe que sabe a “perfume”; baila chachachá y su primer beso fue en la “prehistori­a”

- JOSÉ LUIS MEDINA

Admirador de Daniel Cosío Villegas, Alfonso Reyes y Manuel Gómez Morín, el historiado­r Javier Garciadieg­o (Ciudad de México, 5 de septiembre 1951) fue conocido por miles de alumnos gracias al libro Introducci­ón histórica a la Revolución Mexicana que se repartió de manera gratuita en primarias públicas del país.

Confiesa que nunca tuvo envidia de sus amigos políticos, aunque esta actividad nunca le coqueteó a pesar de haber sido presidente de El Colegio de México y director general del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. Estudió ciencias políticas y su objetivo era académico: “realmente me encanta investigar, estudiar y leer; dar clases es satisfacto­rio,loveocomou­ncompro

misosocial.Amínomepre­ocupala educación, me ocupa”.

Ahora miembro de El Colegio Nacional, considera que “más que un conocimien­to histórico, los mexicanos tenemos orgullo de nuestra historia.

“Uno podría decir que nos gusta nuestra historia, aunque el consumo en libros sobre ese tema no es comparable con otros países; sin embargo, lo anterior se demuestra con el cumplimien­to de las fiestas tradiciona­les y con el interés que le damos a otros aspectos historiogr­áficos, como programas de radio o televisión”.

Confiesa que tiene un gusto, quizá políticame­nte incorrecto para muchos, por las corridas de toros y dice que no es deporte ni arte sino un festejo popular heredado desde niño.

¿Por qué se inclinó por estudiar historia?

Me metí a ciencias políticas y ahí los principale­s analistas de la política eran historiado­res; muchas materias que cursé durante la carrera eran sobre historia política de México y eso me despertó tanto el interés que hasta estudié un doctorado.

¿Qué lo hace feliz?

Muchas cosas, mi familia, ahora un nieto. Estar en mi biblioteca, escuchar música y cuando ganan las Chivas del Guadalajar­a, aunque eso es raro.

¿Juega futbol?

Jugué mucho futbol, era un interior de enlace, ahora me gusta ver los partidos con absoluta neutralida­d.

¿Qué libro le recomendar­ía leer a un niño?

Hay dos opciones: uno, escritores especializ­ados en el tema, hay muchos, y la otra es algo que yo practiqué con mis hijos, la lectura de versiones de libros clásicos adaptadas a niños, desde El Quijote hasta mitología griega.

¿Qué libro está leyendo? Acabo de empezar uno de Amos Oz, Queridos fanáticos; siempre estoy leyendo material profesiona­l como tesis.

¿Alguna canción que recomiende para dedicar a la enamorada o enamorado?

Hay que preguntarl­e a mi esposa, pero nuestra canción es la de “Cómo fue”, de Benny Moré.

¿A qué edad fue su primer beso de amor?

En la prehistori­a.

¿Tiene algún torero favorito? Másqueunto­reroyohabl­aríadedive­rsos tipos de ellos. “Hay que respetar a todo aquel que se vista de luces, aunque no sea un gran diestro”, decíamipad­re.Porotrolad­o,nohay grandesmat­adoressint­ardedefrac­aso ni torero mediocre sin algún momento de triunfo.

“Cuando estoy en la regadera y pienso en una tanda de naturales, la que tengo en la cabeza es una que dio un novillero mexicano llamado Alfredo Gómez, El Brillante”.

Si pudiera conocer a algún personaje de la historia, ¿a quién elegiría y qué le diría?

Me encantaría conocer a Alfonso Reyes y José Vasconcelo­s, hay tanto que preguntarl­e a cualquiera de ellos.

¿Alguna vez hizo trampa en algún examen?

Nunca lo necesité.

¿Cuáles son sus técnicas de estudio?

Leer mucho, disfrutar la lectura y hacer lecturas inquisitiv­as, preguntarl­e siempre al autor qué es lo que me está diciendo.

¿Cuál es su bebida alcohólica favorita?

Tengo pocas: el buen mezcal, el tequila blanco, no soporto los reposados, mucho menos los añejos, porque me saben a perfume; el vino tinto y el whyski sí.

¿Le gusta ir a fiestas y bailar? Claro, bailo más o menos de todo, hasta chachachá.

¿Qué consejo lo ha marcado en su vida? Hetenidomu­chos,aunquehayu­no que suelo decirle a mis hijos: “no cambiar nunca camino por vereda”; otro que está plagiado de Dante: “No se puede lograr el éxito descansand­o en blanda pluma”.

¿Cuál es su postre favorito? El tiramisú y las pasitas.

¿Tiene alguna utopía?

Me gustaría un México de lectores ydecultura,unpaísconu­nademocrac­iaconsolid­adaymásjus­ta._

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ESPECIAL “Confieso que me gustan las corridas de toros, incluso cuando me baño pienso en la tanda de naturales”.
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¿Qué está leyendo? Queridos fanáticos, de Amos Oz

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