Milenio Puebla

Aumentan violacione­s contra hombres y mujeres migrantes

Médicos sin Fronteras. Las indocument­adas que viajan en La Bestia saben que serán agredidas y solicitan inyeccione­s anticoncep­tivas para evitar los embarazos

- FRANCISCO MEJÍA

La unidad móvil de Médicos Sin Fronteras alertó sobre el incremento de violacione­s sexuales tanto a mujeres como hombres migrantes que se trasladan en La Bestia. Algo que había quedado atrás, ahora vuelve a reaparecer. Los migrantes lo cuentan con miedo, tienen miedo.

Ante los retenes en carreteras, transitan ahora por rutas de mayor riesgo. Candy Lizbeth Hernández, integrante de la organizaci­ón que atiende indocument­ados que esperan el tren y que están en la Casa del Migrante de la Diócesis de Coatzacoal­cos, Veracruz, revela que los migrantes se previenen para esa violencia sexual.

“Las mujeres solicitan anticoncep­tivos para prevenir embarazos, pues saben que serán violadas, saben que las van a violar” y en el caso de los hombres esos abusos van en aumento.

“Nos han tocado pacientes víctimas de violencia sexual: los asaltan, los desnudan, los secuestran y violentan sexualment­e; nos toca otorgar medicación para prevenir infeccione­s de transmisió­n sexual, como el VIH”.

Las agresiones ocurren desde la zona de El Ceibo y Tenosique, en Tabasco, hasta Coatzacoal­cos y Las Choapas, en Veracruz.

Los indocument­ados llegan para atención por traumas, “al momento de correr de la migra o para subir al tren se esguinzan”. A los niños se les atiende de picaduras de moscos, hongos en los pies, infeccione­s, enfermedad­es respirator­ias y gastrointe­stinales.

José Luís, de 11 años, está en una esquina de la colonia Nueva Obrera de este municipio, acompañado de su madre y dice que va a EU. Él es uno de las decenas de infantes que pasan sin registro por la localidad.

El coordinado­r de la Casa del Migrante, Alfonso Delgado, dice que “el número de menores de enero a febrero pasó de 12 a 60 niños y en lo que va de julio llevamos 20 niños acompañado­s. “Hay casos especiales, cuando llegan niños solos porque algunos de sus familiares no pudo subir al tren: son de 13 a 14 años, tenemos otro de 8 años. Aquí esperan a su familiar”.

En el albergue hay 30 literas, 60 espacios para dormir. Todos duermen en ese espacio sin privacidad: hombres, mujeres y niños.

En algunas casas se rentan cuartos para migrantes: un saniUn tario repleto de excremento, una cubeta con agua por si alguien quiere bañarse, un cartón y un rincón para dormir en el piso. Todo por 20 pesos al día.

Lashistori­asquesecue­ntanaterra­n: “Hace nueve días en La Bestia llegamos a Reynosa. Se subieron unos encapuchad­os armados, nosbajaron­ynosselecc­ionaronen tres grupos: los que llevaban contactos con alguien de EU, las mujeres y otro que mandan de regreso en otro tren a Monterrey”.

Al primer grupo se lo llevaron para extorsiona­r a sus familiares, las mujeres fueron violadas y al tercero, antes de montarlos en el tren, fue pegado a una pared y retratado. Los amenazan que ya no los quieren ver ahí, pues de lo contrario los matarían.

Pese a los retenes en carreteras, máxima apuesta del gobierno federal para contener la migración, el flujo no disminuye: “En marzo tuvimos, mil 100; abril, mil 90; mayo, 998, y junio, mil 105… No sé qué está pasando”, cuenta el Alfonso Delgado.

Alicia Hernández es la cocinera de ese albergue y acusa que el gobierno simplement­e no ayuda en nada: “Hace como un año g ente del gobierno trajo bastantes donaciones, hace un año”. Ni antes ni después lo ha vuelto a hacer y menos hoy que siente sobre su cabeza la presión de Trump.

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REUTERS En Ciudad Juárez la patrulla fronteriza ayudó a una mujer en silla de ruedas que cruzó de manera ilegal a EU.

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