Milenio Puebla

Solo queremos trabajar

- JAIME ZAMBRANO jaime.zambrano@milenio.com

Son tres jóvenes transmigra­ntes originario­s de Honduras y, abiertamen­te, se dicen “catrachos” cuando se presentan para pedir trabajo en negocios ubicados en colonias del sur de la capital de Puebla

“No nos tenga miedo, solo queremos trabajar”, asegura uno de los jóvenes llamado Orlín, quien no tiene más de 20 años y porta una playera de la Selección Mexicana que compró en el mercado Independen­cia.

Los tres son jóvenes que se quedaron “estacionad­os” en Puebla y desde temprano

salen a la calle para pedir trabajo en los centros de abasto, en tiendas de abarrotes, en fondas o en algún otro establecim­iento.

La tarde del jueves, los tres jóvenes estaban en la 87 Poniente y casi la 11 Sur, pidiendo permiso para trabajar a cambio de unas monedas o de una “comida corrida” en una de las fondas de la zona.

Con playeras deportivas y pantalones de mezclilla, los centroamer­icanos se acercan a pedir trabajo. Son jóvenes de piel morena, a primera vista no se distingue si son mexicanos o tienen alguna otra nacionalid­ad; sin embargo, cuando comienzan a entablar conversaci­ones, se nota el acento catracho.

La dueña de la fonda ubicada junto a la gasolinerí­a de la colonia San José Mayorazgo, asegura que no tiene trabajo y que regresen otro día. Los jóvenes insisten en que solo quieren trabajar y piden que no se les tenga miedo.

“Venimos a trabajar. Queremos trabajar. Estamos de paso y solo por unos días. Luego nos iremos”, insiste Orlin, quien busca llegar a Estados Unidos parareenco­ntrarsecon­familiares­ybuscar un mejor nivel de vida.

En su país, las condicione­s de insegurida­d y pobreza son complicada­s, por ello, decidió arriesgar su vida y seguir adelante. Sabe que su aspecto se confunde entre los mexicanos y, por eso, pudo llegar hasta Puebla; sin embargo, su acento lo delata.

Los tres jóvenes planean estar unos días más en el sur de Puebla y luego continuará­n su viaje hacia el norte del país. Algunas personas les dicen que sigan por autobús a la Ciudad de México, para luego seguir por Guadalajar­a, la ruta más larga a la frontera, pero la más segura.

Por ahora, sin dinero, los tres jóvenes piensan quedarse un tiempo, juntar pesos mexicanos y luego seguir el viaje.

“Sin dinero, no más no se pude seguir. apoyarán”._ Soy catracho, pero ya comienzo a querer esta tierra. Solo Dios dirá nuestro futuro. Regresarme no está en los planes, mejor jalamos pa´l norte. Allá tenemos algo de familia y seguro nos

“Los centroamer­icanos se acercan a pedir trabajo”

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