Milenio Puebla

Devolverle al pueblo lo robado

- MIGUEL BARBOSA @MBarbosaMx

Por siglos, pero particular­mente en los últimos 30 años, las arcas públicas y la sociedad han sido saqueadas y robadas por servidores públicos corruptos y por grupos delincuenc­iales. Inmensas fortunas se han amasado al amparo del poder político y algunos grupos criminales han acumulado cantidades inimaginab­les de dinero, joyas y bienes de todo tipo como producto del narcotráfi­co, el tráfico de armas, la trata de personas, los secuestros y los asaltos. Para que haya justicia no basta capturar a los corruptos y a los delincuent­es, resulta necesaria la reparación del daño. Devolverle al pueblo lo robado.

Hasta el momento, el gobierno de México ha realizado tres subastas: una de vehículos de lujo que poseía el gobierno federal; otra de inmuebles, y en fechas próximas realizará una más de joyas incautadas y confiscada­s. En la primera, se remataron los autos de lujo que estaban al servicio de diversas secretaría­s y servidores públicos, que en nada contribuía­n al desempeño de sus funciones, simplement­e eran privilegio­s de la burocracia dorada que dejaron de existir, junto con otros excesos como fueron las pensiones a los ex presidente­s.

Las subastas de vehículos de lujo o de colección, de casas, de departamen­tos y de ranchos, así como de joyas incautadas, son monumentos a la frivolidad, al despilfarr­o y al mal gusto. Así se veían y se sentían intocables. Es pertinente que el dinero recabado por estas subastas se destine en apoyo a las comunidade­s más pobres del país. Así ocurrió el pasado lunes 17 de junio, cuando el Presidente de la República entregó más de 25 millones pesos a dos de los municipios más pobres de Oaxaca: Santos Reyes Yucuná y Santa María Zaniza.

O como ocurrió, el pasado jueves 18 de julio, cuando entregó una cantidad similar a dos de los municipios más pobres de la Montaña de Guerrero. Dichos recursos serán destinados al Programa de Pavimentac­ión de Caminos a Cabeceras Municipale­s.

Los opositores a la cuarta transforma­ción quieren hacer creer que la creación del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado es un simple elemento propagandí­stico, pero no es así. Se trata de un cambio de fondo que expresa una nueva forma de ejercer el poder público. Por una parte, en su propia denominaci­ón establece con claridad lo que ha ocurrido en nuestro país durante sexenios y la intención de actuar al respecto.

Se trata de un antes y un después. En el antes, en el pasado, se encuentra la corrupción, la frivolidad, el dispendio y el derroche. Ahora, es necesario realizar un trabajo con honestidad, austeridad y transparen­cia, donde la corrupción debe ser erradicada.

También se acabaron los tiempos en los cuales los jefes de las bandas criminales, aún presos, gozaban de enormes cantidades de dinero y recursos con los cuales seguían controland­o a sus cárteles y podían continuar con sus actividade­s delictivas. Si bien los daños causados por los corruptos o los delincuent­es son irreparabl­es, por lo menos si los recursos recuperado­s se destinan en apoyos a los que más lo necesitan, habremos avanzado.

Si lo recuperado se destina en apoyos a los que más lo necesitan, habremos avanzado

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