El beneficio de la duda
No recuerdo un inicio de torneo en el que el Cruz Azul no genere expectativas positivas e inclusive la ilusión de que, ahora sí, vendrá el tan ansiado campeonato de liga.
Generar esto entre especialistas y aficionados es, sin duda, una virtud de la directiva que se encarga casi cada semestre de renovar esa esperanza con la contratación de refuerzos atractivos.
Lo que ha sucedido después tiene un registro doloroso. Al Cruz Azul siempre le ha faltado algo… A veces carácter. A veces talento. Siempre suerte. Mañana el equipo que por cuarto torneo consecutivo dirigirá el portugués Pedro Caixinha debuta enfrentando al Necaxa en Aguascalientes. Por cierto, el mismo rival al que le ganaron por goleada la Supercopa el domingo pasado.
Veo un equipo fuerte ante los débiles de la Liga BBVA. Pero veo también a un equipo que no presenta muchas novedades como para pensar que puede ser fuerte también ante los fuertes de la competición.
Le sigue faltando un delantero o dos que den garantía de desequilibrio y contundencia. No trajo Ricardo Peláez, el presidente deportivo, a nadie como refuerzo en este sector.
Con el plantel casi cerrado, La Máquina solo incorporó al paraguayo Escobar, que hará las veces de defensa lateral derecho. Y al medio volante ofensivo Pol Fernández, de origen argentino que, en principio, no tiene un puesto seguro en el once titular.
Otra novedad es el nuevo rol del chileno Igor Lichnovsky, que de central parece que ahora también será ubicado como medio de contención.
Tiene el equipo de regreso a jugadores como Elías Hernández y el portugués Eustaquio, alejados largamente por lesiones. Y nada más.
Habrá que ver si elementos que atraviesan un gran momento como Yoshimar Yotún y Roberto Alvarado se sostienen y terminan marcando diferencias. Me parece sinceramente poco para sostener con firmeza una ilusión, pero no puedo más que otorgar de forma absolutamente sincera un beneficio de la duda.
Me parece poco para sostener con firmeza una ilusión, pero...