Un asesino
Cogan dijo que hubo "montañas de evidencia" que condenaban al líder del cártel de Sinaloa y que en el juicio vio “las características criminales más terribles” de toda su vida como juez; vio lo que tenía que ver: un espectáculo siniestro de maldad
Un amigo que no malquiere a Gamés le cuenta que en algún pasaje del libro imprescindible de Guillermo Valdés Medellín, la guerra de Joaquín El Chapo Guzmán asciende a 40 mil muertos. Ese capo de capos ha sido sentenciado a cadena perpetua y ha dicho en la Corte de Brooklyn, en Nueva York, que fue sometido a un trato “cruel e inhumano” durante sus 30 meses encarcelado en Estados Unidos. Pobre hombre, qué maltrato inhumano hacia su persona, él, un ser piadoso, bueno, incapaz de ordenar tortura y muerte, ejecuciones sin importar el sacrificio de civiles inocentes. ¡Qué injusticia!
Así las casas (vieja e inservible muletilla patrocinada por Grupo Higa), el narcotraficante mexicano fue sentenciado en Estados Unidos, tras haber sido declarado culpable de ocho cargos de crimen organizado y narcotráfico, a cadena perpetua; por el cargo nueve, de portación de arma, a 30 años de prisión; y por el cargo 10, de lavado de dinero, a 240 meses de cárcel.
El capo mexicano habló durante 13 minutos ante el juez Brian Cogan, y leyó una carta donde se queja de las condiciones en las que fue tratado durante su confinamiento: “El sistema de justicia de Estados Unidos no es el mejor, es igual a los países corruptos que ustedes no respetan”, acusó El Chapo y añadió que "el jurado se dejó llevar por los medios". También dijo que cuando lo extraditaron a Estados Unidos, esperaba tener un juicio justo, pero sucedió lo contrario.
Muerte en vida
Guzmán Loera acusó que Cogan no investigó las denuncias de conducta inapropiada del jurado en el caso. La defensa alegó que Guzmán fue víctima de un montaje de otros traficantes, que se convirtieron en testigos del gobierno para conseguir sentencias más suaves en sus juicios.
Al leer la sentencia, el juez Cogan dijo que hubo "montañas de evidencia" que condenaban al líder del cártel de Sinaloa y dejó en claro que durante el juicio "vi las características criminales más terribles de toda mi vida como juez". Ese juez vio lo que tenía que ver: un espectáculo siniestro de maldad, crimen, violencia desaforada, en fon.
La sentencia fue ejecutada en la sala 8D en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York. Joaquín El Chapo Guzmán fue transferido a la Prisión de Máxima Seguridad de Estados Unidos, que se ubica en el complejo penitenciario federal en Florence, un pueblo a 177 kilómetros de Denver. A esa prisión se le conoce como “la muerte en vida”. La conocida como el “Alcatraz de los rockies” o la Supermax opera desde 1994 y ningún reo ha podido escapar.
Conmovido
El Presidente de la República reconoció en su conferencia de la mañana que se siente conmovido por el fin del Chapo Guzmán. Gil en cambio se sintió escandalizado por los sentimientos del Presidente: “Creo en el amor, en la fraternidad, la felicidad. Soy humanista, no le deseo mal a nadie, no me gusta hacer leña del árbol caído, por cierto un principio bíblico, y espero que esto ya no siga sucediendo, que todos los mexicanos tengamos posibilidad de ser felices sin incurrir en actos ilícitos, sin exponernos, sin vivir con los riesgos que se corren cuando se actúa al margen de la ley, es una vida también ingrata el tener una familia y no poder verla. El andar a salto de mata, a lo mejor eso no es vida, y cuando todas estas cosas que suceden terminan en condenas como esta condena, para estar en la cárcel de por vida, una cárcel hostil, dura, inhumana, pues sí conmueve”.
Curioso: le damos de bofetadas a la Comisión Nacional de Derechos Humanos y hacemos una oración por el fin del narcotraficante más temido de México. Gamés no entiende. Por cierto, el humanismo es todo menos un sentimiento de piedad. ¿El Presidente de México se conmueve por la sentencia que ha recibido un hombre que le hizo a México un daño enorme? Gilga no comprende.
Sí: los viernes Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras el mesero se acerca con la charola que sostiene el Glenfiddich 15, Gamés pondrá a circular la frase de Antonio Machado por el mantel tan blanco: “Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien.
Gil se sintió escandalizado por los sentimientos del Presidente hacia El Chapo