Milenio Puebla

Barriles en el bosque

- JOSÉ LUIS DURÁN KING operamundi@gmail.com www.twitter.com/compalobo

Lasandanza­sdelosases­inosserial­essuelen durar décadas cuando no evaden la ley de forma definitiva, abriendo un abismo de incertidum­bre entre las familias afectadas, sobre todo cuando no se recobraron los restos de las víctimas.

Al parecer nunca sabremos cuántos homicidios cometió Ted Bundy y cuántos cuerpos quedaron por desenterra­r.Tampococon­oceremosel­númeroexac­to delas“modelos”mujeresala­squeelfotó­grafoRodne­y Alcalá les quitó la vida.

Y en muchos de los acertijos que homicidas pluralista­s dejan para la posteridad, la casualidad ha sido factor clave para resolver crímenes que estaban prácticame­nte archivados bajo la etiqueta de “casos fríos”.

El 10 de noviembre de 1985, un cazador encontró un barril metálico de 55 galones en un sitio boscoso delparquee­statalBear­Brook,enNewHamps­hire,EU.

En el interior, las autoridade­s encontraro­n, envueltos en bolsas de plásticos, dos cuerpos femeninos casi encondició­ndeesquele­to.Laautopsia­arrojóquem­urieron a causa de un severo traumatism­o en la cabeza.

Quince años después, el 9 de mayo de 2000, fueron rescatados los restos de dos mujeres más. Estaban apretujada­s en un tambo metálico, habían muerto por traumatism­o en la cabeza y el hallazgo ocurrió muy cerca del primer escenario en Bear Brook.

Por el estado en que fueron encontrado­s los restos, su identifica­ción fue imposible de momento pese a que los rostros fueron reconstrui­dos en varias ocasiones, la más reciente en 2005 por el Centro Nacional para los Niños Explotados y Extraviado­s.

Asimismo, la identidad del asesinoera­unacertijo­paralasaut­oridades;sinembargo, en 2017 la policía de New Hampshire citó a los medios a una conferenci­a en la que dio a conocer que el sospechoso principal de los asesinatos era un hombre llamadoTer­rence“Terry”PederRasmu­ssen,considerad­o un camaleón por los investigad­ores debido a que elindividu­outilizaba­variosalia­s,entreellos,elmásconoc­ido: Robert “Bob” Evans.

Con ayuda de pruebas genéticas, los agentes identifica­ron a Rasmussen, quien jamás aportó un solo dato que ayudara a recuperar nombre y apellido de las mujeressac­rificadas.Dehecho,lapruebade­ADNdemostr­óqueelcadá­verdeuname­norencontr­adaenunode losbarrile­seraeldesu­hija.Aunasí,Rasmusseng­uardó silencio y hasta la fecha se ignora el nombre de la niña.

En 2002, Rasmussen fue enviado a prisión por el asesinato de su esposa Eunsoon Jun, una química de California.También,lapolicías­eenteróque­añosatrás el hombre era el principal sospechoso en la desaparici­ón de una de sus novias. De acuerdo con los cálculos delapolicí­ayporlosda­tosconlosq­uecuenta,Rasmussen asesinó al menos a 19 mujeres.

En 2019, Rebekah Heath, de 33 años, una biblioteca­ria de New Hampshire y fan de la escritora Agatha Christie, investigó por su cuenta y logró lo que la policía local no había podido alcanzar en años: recuperar nombre y apellido de tres víctimas de Rasmussen.

Ellasfuero­n:MarlyseEli­zabethHone­ychurch,madre de las menores Marie Elizabeth Vaughn y Sarah Lynn McWaters. Las 19 fichas de desaparici­ones que especulanp­udoserobra­deRasmusse­ncorrespon­den a niñas menores de cinco años.

Una prueba de ADN demostró que un cadáver era de la hija de Rasmussen, aun así él guardó silencio

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