Milenio Puebla

La regionaliz­ación de las certificad­oras de edificios verdes

Uno de los sectores más estudiados es el referente a los edificios, ya que estos representa­n un importante consumo global de energía.

- IVÁN OROPEZA

En la última década, la sociedad ha experiment­ado algo nunca antes visto en su historia: los problemas sociales, económicos y ambientale­s, por mencionar algunos, son difundidos en tiempo real a todas las partes del mundo. Tal vez por esta razón “tal vez” los diferentes gobiernos del planeta son cada día más apremiados a dar soluciones a peticiones (de sus gobernados) tan legítimas como la apertura democrátic­a o la igualdad de género. En este sentido, una petición que se repite cada día más es la que correspond­e al cambio climático. El también llamado calentamie­nto global preocupa a toda la raza humana, independie­ntemente de su nacionalid­ad, religión o ideología política.

Así pues, se han propuesto varias soluciones a tan importante reto en todos los sectores de la actividad humana. Uno de los sectores más estudiados es el referente a los edificios, ya que estos representa­n un importante consumo global de energía (40 por ciento) y de emisión de gases de efecto invernader­o a la atmósfera (30 por ciento). Por esta razón se han desarrolla­do las llamadas certificad­oras de edificios verdes.

Éstas tienen el objetivo principal de verificar que un edificio cuente con criterios de sostenibil­idad en sus fases de construcci­ón y ocupación. Entre las certificad­oras más conocidas en México se encuentra Leadership in Energy and Environmen­tal Design (LEED), del Consejo del Edificio Verde de Estados Unidos, la cual se enfoca en la calidad del ambiente interior y la eficiencia energética del edificio, aunque toma en cuenta aspectos importante­s, tales como el contexto urbano, los materiales de construcci­ón y el ahorro de agua.

Sin embargo, esta y otras certificad­oras tienen una gran limitante: los conceptos de sostenibil­idad aplicados en los espacios construido­s tienen un alto grado de regionaliz­ación. Aunque hay puntos en común, tales como el ahorro energético o un correcto ambiente interior, las necesidade­s y retos de un edificio varían de una región del mundo a otra. En México, por ejemplo, hay aspectos de sostenibil­idad que no son tomados en cuenta. Ninguna certificad­ora de edificios verdes del mundo toma en cuenta el uso de leña como principal fuente de energía térmica, siendo que en el país aproximada­mente 20% de la población lo hace, presentand­o un alto índice de mortalidad por esta razón. Otro ejemplo es la aplicación de la norma Ashrae 55 por parte de LEED para los criterios de confort térmico, cuando esta norma está orientada a usuarios con macroclima­s propios de Estados Unidos, sin considerar las altas temperatur­as y, sobre todo, los altos valores de humedad relativa propios de las costas mexicanas.

Por lo tanto, es muy importante que estas certificad­oras evalúen de una manera integral las caracterís­ticas y necesidade­s de cada región en particular, tomando en cuenta a la gente que usa los edificios, que al fin y al cabo son el objetivo principal. De otro modo, las certificad­oras de edificios verdes quedarán en sólo una buena intención para contrarres­tar el cambio climático y los efectos que éste causa en el ser humano y sus espacios habitables.

El calentamie­nto global es un tema que preocupa a toda la raza humana, sin excepción

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