Milenio Puebla

La Coordinado­ra y la educación

- JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S.

El atónito cartujo mira en la televisión y lee en los periódicos la historia del maestro guatemalte­co Lalito Gerardo Amílcar Ixcoy, de 27 años, quien cada día recorre los pueblos de Santa Cruz del Quiché con su triciclo, adaptado como escuela móvil, para darles clases al aire libre a sus alumnos. Uno por uno, en las puertas de su casa, cada niña o niño espera al maestro, ambos van equipados con cubrebocas y guardan sana distancia. Nadie le pidió ni le dio nada a Lalito para hacerlo, su iniciativa ha trascendid­o y conmueve por ser ejemplo de vocación y compromiso con los alumnos.

En México, los maestros de la Coordinado­ra Nacional de Trabajador­es de la Educación (CNTE) han protestado por el acuerdo firmado el pasado lunes por el gobierno federal y cuatro televisora­s privadas para iniciar el ciclo escolar 2020-2021 con clases a distancia, a través de canales de esas empresas y de los medios públicos, entre ellos la radio.

Para los líderes de las secciones de la CNTE en Ciudad de México, Chiapas, Michoacán y Oaxaca, con el plan “Aprende en casa”, impulsado por la SEP, se margina a la población rural y a los maestros, quienes para evitar ser excluidos entregarán fotocopias “casa por casa” y darán clases a través de radios comunitari­as y, cuando sea posible, de las redes sociales.

La idea parece buena, pero la historia no está del lado de los maestros de la CNTE, entre ellos no se conoce ningún Lalito pedaleando al encuentro de alumnos y alumnas para compartirl­es sus conocimien­tos. Al contrario, los archivos periodísti­cos y la memoria guardan relatos e imágenes de sus marchas, mítines, bloqueos — en ocasiones violentos—, de la manera arbitraria como han suspendido clases durante meses sin importarle­s afectar a miles de niñas y niños de los estados más pobres del país.

Ojalá y cuando termine la crisis sanitaria y las escuelas abran sus puertas para volver a ser centros de enseñanza y convivenci­a, los líderes de la CNTE no las vuelvan a cerrar bajo ningún pretexto.

La infancia de nuestro país no puede continuar siendo rehén de sus intereses, como lo ha sido durante tantos años.

Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendicione­s. El Señor este con ustedes. Amén.

La historia no está del lado de los maestros de la CNTE

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