Caballo blanco
“No me ganaste, simplemente terminaste antes” Hal Higdon
Una de las metas que no he podido alcanzar es la de correr hombro con hombro con nuestros hermanos rarámuris, en un ultramaratón, en su tierra. Todos conocemos las extraordinarias cualidades con las que cuentan esas mujeres y hombres corredores con sus trajes típicos y sus sandalias o huaraches, para recorrer larguísimas distancias, en tremendas condiciones de adversidad y dificultad, caracterizadas por pendientes pronunciadas, superficies agrestes y temperaturas extremas, además, a gran velocidad.
El evento existe, se realiza en Urique, Chihuahua, considera una distancia de 80 kilómetros entre barrancas y desfiladeros, y lleva por nombre Ultra Caballo Blanco. Se ha realizado en diversas ocasiones. El sitio es extraordinario. No es el único evento de este tipo que se realiza en la región.
Correr más allá de la distancia que compone un maratón me resulta fascinante. Un proceso que se realiza en soledad. A diferencia del medio maratón o del maratón, donde es posible acelerar en algunos tramos, en el ultramaratón, al menos para mí, el ritmo es lento o semilento, a frecuencias cardiacas bajas, que me permite correr por largo tiempo; ese ritmo se convierte en una especie de mantra, que me adormece, que me lleva a la reflexión, a la relajación, en un marco que por momentos provoca profundo dolor e incomodidad.
¿Caballo blanco? Es el apodo que recibía Micah True, hombre nacido en Colorado en los Estados Unidos en 1954, amante de correr, icono entre los corredores de largas distancias y organizador del evento que describo.
La historia de Caballo blanco es fascinante. Corría siempre una mayor distancia. Exploraba sus límites físicos y mentales a través del deporte. Fortaleció su perfil como corredor, gracias a los extraordinarios corredores tarahumaras. Un hombre apasionado que gustaba de reír, bailar, compartir y, por supuesto, correr. Extrañamente, Caballo blanco perdió la vida corriendo, al parecer una distancia corta, después de desaparecer por algunos días. Micah es uno de esos personajes enigmáticos que hizo de este deporte su vida.
He planeado correrlo, motivado por el reto físico y mental, el entorno y la magia de sus participantes. Sin embargo, he tenido que posponerlo por diversas cuestiones. La realidad es que me ha faltado determinación y método. Tal vez lo más valioso de la historia de Caballo blanco sea su determinación para abrazar aquello que realmente le gusta y apasiona, una asignatura pendiente en muchas de nuestras historias.
Abastecimiento: parte de la historia de Micah True es contada en el libro Nacidos para correr, de Christopher McDougall.
Correr más allá de la distancia que compone un maratón me resulta fascinante