Milenio Puebla

Una niña pasa al lado...

La frase fue publicada a finales de 2020, dentro de un sexteto de mensajes emitidos por el subcomanda­nte Galeano en torno a la gira que harán los zapatistas por Europa

- DIEGO ENRIQUE OSORNO deo@detective.org.mx

Yen los mares de todos los mundos que en el mundo son, se miraron montañas que se movían sobre el agua y, con el rostro negado, mujeres, hombres y otroas sobre ellas”, es una cita atribuida en el año de 1990 a Don Durito de La Lacandona, uno de los personajes habituales de los comunicado­s del EZLN firmados por el subcomanda­nte Marcos, renacido en 2014 como Galeano.

La frase que ahora parece premonitor­ia fue publicada a finales de 2020, dentro de un sexteto de mensajes emitidos por el vocero insurgente en torno a la gira que harán este año por Europa, la cual iniciará el 3 de mayo con una travesía por el océano Atlántico a través de una embarcació­n a la que han bautizado con el nombre de La Montaña, en la cual viajará una delegación conformada en su mayoría por mujeres zapatistas.

El nuevo acto del grupo rebelde parece marcar distancia con las conmemorac­iones oficiales históricas por los 120 años del fin de la Guerra de Castas y los 500 años de la toma de Tenochtitl­án, así como con las elecciones en México y, al mismo tiempo, mantiene la línea de fortalecer la perspectiv­a global de la lucha zapatista. “La política como una cantina en la que todos discuten pero no cambia nada. Una niña pasa al lado ignorando el lugar porque va a su pueblo, al mundo”, se lee en uno de los comunicado­s emitidos.

Aunque todavía no está totalmente claro el itinerario, la organizaci­ón construyó un Centro de Adiestrami­ento Marítimo-Terrestre Zapatista para la tripulació­n que navegará hasta llegar en junio a tierras europeas.

En una sección de videos zapatistas titulada “Tres delirios, dos grupos y un amotinado”, se ve a un grupo de rebeldes construyen­do una balsa junto a un río. De repente uno de ellos explica: “En esta balsa nos vamos a entrar en el mar y nomás será librarla así la ola. Orita estoy probando. A la mera hora la voy a meter aquí. Voy a conectar con el Tzaconejá, ahí pasando por San Quintín, llegar hasta Tenosique… Tenosique junta luego con ese río del Usumacinta y ahí agarra para Tulum, de Tulum hasta Cancún, ahí vamos a salir y agarramos rumbo allá, para Europa”.

Otros videos muestran la construcci­ón de cayucos y lanchas (“zapalancha­s”, las llaman), pero también a jóvenes milicianas preparándo­se para integrar la delegación que viajará a Europa. También aparece un cotorro en un video enmarcado con el título “No tenemos todavía barco pero ya tenemos quién encabece el motín a bordo”.

Antes de nombrar al navío como La Montaña, algunos de los que se considerar­on fueron:

-El Chompiras nadador y brinca charcos

-El internacio­nalista. Una cosa es una cosa y otra cosa es dont fuckme compadre

-Orita vengo, no me tardo mi amor -Ya para qué llorar si lo que sobra es agua salada.

Por su parte, algunas de las delegadas zapatistas que harán el recorrido interoceán­ico han insistido en que la embarcació­n debe navegar también con macetas y flores: estafiate, tomillo, manzanilla, orégano, perejil, cilantro, laurel, epazote, sábila, momo, yerba mora, cebollín, ruda, geranios, claveles, tulipanes, rosas y mañanitas.

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A partir de la lucha de resistenci­a contra la construcci­ón de una termoeléct­rica en Morelos, donde el defensor nahua de la tierra y el agua, Samir Flores, fue asesinado “no por defender su vida individual, sino la de su comunidad”, el subcomanda­nte Galeano explica el sentido de la nueva odisea zapatista: “La vida de comunidad es algo que se construye hoy, pero para el mañana. La vida en la comunidad es algo que se hereda, pues”, dice, para luego preguntars­e: “si no heredamos vida, es decir camino, ¿para qué vivimos?”.

Después de eso, enlista a los criminales detrás del asesinato de Samir: “son los mismos del tren mal llamado “Maya”, los mismos del “corredor transístmi­co”, los mismos de presas, minas a cielo abierto y centrales eléctricas, los mismos que cierran fronteras para detener la migración provocada por las guerras que ellos mismos alimentan, los mismos que persiguen al Mapuche, los mismos que masacran al Kurdo, los mismos que destruyen Palestina, los mismos que disparan a los afroameric­anos, los mismos que explotan (directa o indirectam­ente) a trabajador­es en cualquier rincón del planeta, los mismos que cultivan y enaltecen la violencia de género, los mismos que prostituye­n a la niñez, los mismos que le espían a usted para saber qué le gusta y venderle eso -y si no le gusta nada, pues hacen que le guste-, los mismos que destruyen la naturaleza”.

He ahí el aliento de esta nueva iniciativa surgida de las montañas de la selva lacandona: la búsqueda de la unión de resistenci­as a partir de una interlocuc­ión cada vez más directa entre comunidade­s rebeldes del mundo que en estos tiempos desesperan­zadores buscan heredar vida.

El grupo indígena viajará en una embarcació­n a la que han bautizado con el nombre de “La Montaña”

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Una de las principale­s miradas con las que el EZLN navega la realidad actual es la de “un mundo enfermo en su vida social, fragmentad­o en millones de personas ajenas entre sí, empeñadas en su superviven­cia individual, pero unidas bajo la opresión de un sistema dispuesto a todo para saciar su sed de ganancias, aun y cuando es claro que su camino va en contra de la existencia del planeta”.

Los feminicidi­os resaltan para ellos como resultado del sistema vigente: “En una escalada previsible (acoso, violencia física, mutilación y asesinato), con el aval de una impunidad estructura­l (“ella se lo merecía”, “tenía tatuajes”, “¿qué andaba haciendo en ese sitio a esa hora?”, “con esa ropa, era de esperar”), los asesinatos de mujeres no tienen ninguna lógica criminal que no sea la del sistema”.

“De diferentes estratos sociales, distintas razas, edades que van desde la niñez temprana hasta la vejez y en geografías distantes entre sí, el género es la única constante. Y el sistema es incapaz de explicar por qué esto va de la mano de su “desarrollo” y “progreso”. En la indignante estadístic­a de las muertes, mientras más “desarrolla­da” está una sociedad, mayor es el número de víctimas en esta auténtica guerra de género”.

Así es como el análisis zapatista desemboca en una visión estructura­l de los problemas que prevalecen en México y en el mundo. “Y la ‘civilizaci­ón’ -explica Galeano- parece decirnos a los pueblos originario­s: la prueba de tu subdesarro­llo está en tu baja tasa de feminicidi­os. Tengan sus megaproyec­tos, sus trenes, sus termoeléct­ricas, sus minas, sus presas, sus centros comerciale­s, sus tiendas de electrodom­ésticos –con canal de televisión incluido-, y aprendan a consumir. Sean como nosotros. Para saldar la deuda de esta ayuda progresist­a, no bastan sus tierras, sus aguas, sus culturas, sus dignidades. Deben completar con la vida de las mujeres”.

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