Milenio Puebla

Escolta prófugo metió el arma para asesinar a Yrma, según un video

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En un video —obtenido por MILENIO y presentado anoche en el noticiero de Azucena Uresti— sobre la muerte de Yrma Lydya, se observa el momento en que dos escoltas de Jesús Hernández Alcocer se ponen de acuerdo para ingresar el arma al restaurant­e Suntory, que luego fue usada para asesinar a la cantante .

La investigac­ión apunta a que los guardaespa­ldas llevaban el arma por órdenes de su jefe, principal sospechoso del asesinato de quien fuera su esposa.

El video muestra la filmación de las cámaras de seguridad del lugar del jueves a las 20:25.

Uno de los escoltas, identifica­do como Benjamín “N”, sale del establecim­iento a buscar a un segundo guardaespa­ldas para decirle algo. Luego entra con una pequeña mochila donde llevaba el arma que entregó a su jetimas, fe, de acuerdo con las pesquisas.

Sin embargo, el despacho González Casanova y Asociados —defensa legal de Hernández Alcocer— señaló que su cliente no asesinó a Yrma Lydya, sino que fue otra persona, aunque la fiscalía capitalina aseguró que no hubo otro tirador.

“Nuestro cliente es inocente. Hubo un tercero conocido por ambos, de confianza, quien detonó el arma”, dijo Julia Hernández, del despacho, y expuso que esa persona será denunciada por su cliente.

Añadió que el arma asegurada por la fiscalía capitalina no es la utilizada en el crimen y adelantó que solicitará­n el arraigo domiciliar­io al argumentar que su cliente tiene problemas de salud por su edad avanzada (79 años).

La titular de la Coordinaci­ón General de Investigac­ión de Delitos de Género y Atención a VícLaura Borbolla, dijo que la fiscalía capitalina mostró en la audiencia inicial pruebas de que Hernández Alcocer disparó tres veces.

“Tenemos dictámenes de Criminalís­tica, como la posición víctima-victimario, la trayectori­a de las balas, y la necropsia”, señaló.

Agregó que la fiscalía presentó videos del restaurant­e, que muestran el movimiento de los dos escoltas y una “mochilita” donde se presume que llevaban el arma.

De hecho, hay una orden de aprehensió­n pendiente contra el hombre que presuntame­nte intridujo el arma y que está prófugo.

Detalló que la prueba de rodizonato de sodio no se aplicó al acusado, pero eso no influirá en el caso. “Requiere autorizaci­ón del imputado, pues sería una prueba inculpator­ia”, precisó.

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