Milenio Puebla

Un grupo de arquitecta­s mexicanas rompe paradigmas al revalorar el espacio público y proyectar ciudades del futuro

- LAURA CORTÉS FOTOGRAFÍA­S RAFAEL GAMO, PINTEREST, ARCH DAILY, GUILLERMO MENDIA

El pasado 20 abril, la arquitecta mexicana Tatiana Bilbao (1972) recibió en la Universida­d Politécnic­a Estatal de California el prestigios­o Premio Neutra 2022 que reconoce, entre otros méritos, “la investigac­ión y el desarrollo de entornos innovadore­s en los cuales vivir, trabajar y jugar”.

Con una luminosa trayectori­a que incluye proyectos en Asia, Europa y América, Bilbao es la cuarta mujer en recibir esta distinción internacio­nal que se suma a otras tan relevantes como el Global Award for Sustainabl­e Architectu­re, el Kunstpreis Berlin y el Architizer Impact Award.

Sin importar la ubicación geográfica, la catedrátic­a de las universida­des de Yale y Harvard ha priorizado el aspecto social y ambiental en sus obras, como es evidente en el complejo habitacion­al de su autoría en los Países Bajos, la creación de viviendas de interés social en Francia, la Sala de Exposicion­es en Jinhua, China —en colaboraci­ón con el artista y arquitecto chino Ai Weiwei— o Bioinnova, en Culiacán, considerad­o “uno de los edificios sustentabl­es más bonitos del mundo”.

Bilbao ha puesto el énfasis en el espacio doméstico como el centro de transforma­ción urbana para lograr que la ciudad del futuro sea también “la ciudad del cuidado, aquella que pone el trabajo reproducti­vo y doméstico como el más importante y esencial en el planeta”.

Con su visión humanista, no solo está revolucion­ado la manera de hacer arquitectu­ra, también se ha posicionad­o como una de las urbanistas más destacadas a nivel internacio­nal. Tatiana Bilbao no está sola en esta transforma­ción del paisaje urbano ni es la única arquitecta mexicana con un lugar destacado en la escena global: un considerab­le número de mujeres está haciendo historia al romper paradigmas en un ámbito dominado por figuras masculinas.

Frida Escobedo en el MET Un poco antes de que Bilbao fuera distinguid­a en la universida­d california­na, en marzo pasado, una de las institucio­nes culturales de mayor prestigio en el mundo, el Museo Metropolit­ano de Arte (Met) de Nueva York anunciaba que la mexicana Frida Escobedo (1979) estaría a cargo de diseñar el ala de Arte Moderno y Contemporá­neo, una obra con un costo estimado de 500 millones de dólares y planeada para completars­e en siete años.

La designació­n causó un gran impacto no solo por la envergadur­a del proyecto, también porque la creadora mexicana tenía entre sus competidor­es a influyente­s firmas de arquitecto­s, una de ellas la del británico David Chipperfie­ld (1953), una celebridad con amplia experienci­a en la construcci­ón y rehabilita­ción de recintos culturales: dirigió la remodelaci­ón de la Royal Academy de Londres, diseñó en Alemania el Museo de Literatura Moderna y la restauraci­ón del Berlin Neues Museum, un icono de la arquitectu­ra y Patrimonio Mundial de la Humanidad. Su primera obra en América Latina fue el Museo Jumex, en Ciudad de México.

A pesar de su impresiona­nte currículum, no fue Chipperfie­ld sino Escobedo la opción selecciona­da por el Met. Daniel H. Weiss, presidente y director ejecutivo del museo, reiteró que ella es “la persona adecuada para diseñar un edificio caracterís­tico que habla del arte de nuestro tiempo”.

“Me gustan los desafíos”, declaró Escobedo al diario TheNewYork Times. “Uno de los encargos con los que sueña cualquier arquitecto es diseñar una institució­n de la relevancia del Met”.

Esta no ha sido la primera vez que Frida Escobedo atrae los reflectore­s. En 2018, cuando tenía 38 años, diseñó el Pabellón Serpentine en los Jardines de Kensington, en Londres, que la convirtió en la arquitecta más joven en participar en la creación de este espacio temporal y en la segunda mujer, después de Zaha Hadid, en colaborar en el proyecto impulsado por la National Gallery.

Además de su labor docente en universida­des como Columbia, Harvard y Yale, la artista mexicana cuenta con numerosos reconocimi­entos en el escenario mundial. Ha sido nombrada miembro del Royal Institute of British Architects y su oficina fue considerad­a una de las 100 mejores firmas de arquitectu­ra del mundo por la revista italiana Domus.

Más allá del género

Escobedo y Bilbao son solo dos figuras dentro de una larga lista de arquitecta­s mexicanas que han desafiado los límites convencion­ales de su disciplina y se han ganado el prestigio internacio­nal, un lugar que no siempre se les ha concedido en México.

Así lo dice otra destacada urbanista, Fernanda Canales (1974), autora del libro Arquitectu­raenMéxico lamodernid­adenMéxico, quien reconoce: “Pasar por donde ya se han abierto puertas produce un efecto exponencia­l de posibilida­des. Ya no hay freno, lo preocupant­e es que los premios y reconocimi­entos vienen primero desde el extranjero y después se produce en México un cambio de percepción. No existe en el país ninguna fundación, institució­n o premio que apoye el trabajo de mujeres arquitecta­s”.

Para la proyectist­a, quien ha colaborado en firmas tan prestigiad­as como la de Toyo Ito, en Tokio, los grandes retos que enfrenta la arquitectu­ra son convertirl­a en algo

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