No todo lo que brilla es oro en los alimentos
En investigaciones recientes se ha comprobado que nosotros como consumidores tendemos a elegir alimentos que sean simétricos y con colores vibrantes, ya que los consideramos nutritivos. No obstante, estos atributos no precisamenterefierenaloquecreemosver,enrealidadlo queestamospercibiendoeselresultadodelusodefertilizantes químicos en la tierra. Y es que resulta que el efecto que estos generan en los productos agrícolas es justamente mayor color, mayor tamaño y belleza.
Sin embargo, es importante puntualizar que al ver una manzana roja y de buen volumen pensemos en aquel cuento de Blanca Nieves. ¿Por qué? Porque está plagada de urea o nitrato de calcio; es decir, de componentesdañinosquepocoapocoafectannuestrasalud. Si bien esto pudiera parecer que sólo es cuestión de los consumidores que vamos al súper a comprar productos agrícolas “bellos”, en sí también habla de una problemática que está impactando los suelos.
Estosfertilizantestambiénerosionanlossuelos,los degradan y provocan que a través del tiempo no produzcan nunca más los mismos alimentos. Además, generan que los agricultores no tengan la intención de adoptar tecnologías sustentables, como los biofertilizantes, los cuales a diferencia de los químicos, provocan que las plantas no sean tan grandes, ni de gran volumen, pero sí nutritivas y de mayor sabor.
Ante esto estamos en un ciclo interminable de contaminación y daños a la salud. Y ¿qué estamos haciendo? Promoviendo cada vez más que este ciclo se refuerce. Porquedesdequerechazamos un producto que tiene un pequeño insecto o tiene una forma amorfa, estamos contribuyendo a erosionar los suelos.
Deestaforma,esprecisogenerar una cultura sobre la estética de los alimentos, sobre todo en las frutas y verduras. Recientemente un agricultor de flores me comentaba lo siguiente “La gente viene,yaunquelepongaselletrero,productoorgánico libre de químicos. La gente dice, yo quiero algo bonito, algoverde”.Conestoenmente,laadopcióndeinnovaciones en la agricultura se ve frenada por estas valoraciones,yconesotambiénsevefrenadanuestraseguridad alimentaria y nuestra salud.
Aunque exista la voluntad de científicos para desarrollar cada vez más productos biotecnológicos que contribuyan a mejorar la calidad de los suelos, esta tecnología puede llegar a ser inservible si no se aplica. Entonces,cadavezquepensemosencomerunamanzana o un rábano rojo, sin ningún rasguño, es preciso pensar qué estará pasando para obtener esa belleza.
En este sentido, la comunicación de la ciencia se convierte en una alidada para establecer mecanismos de colaboración entre agricultores y científicos en el campo, para conformar puentes con los consumidores finales y para generar la conciencia que nos haga reflexionar sobre esta difícil situación.
LaOrganizacióndelasNacionesUnidasparalaAlimentaciónylaAgricultura(FAO)haestimadoquepara el año 2050 se habrán perdido un aproximado de 150 millones de producción de cultivos, lo que es equivalente a 4.5 millones de hectáreas por año o más explícitamente a la pérdida de un campo de fútbol cada cinco segundos. Por esta razón, la vinculación entre el conocimiento que poseen los agricultores y el conocimiento que generan los científicos en laboratorios y universidades se constituye como la oportunidad para contribuir a la seguridad alimentaria.