Milenio Puebla

Olivia Newton-John

- JUAN GERARDO SAMPEDRO twitter: @Coleoptero­55

Las siguientes podrían ser sólo unas líneas más entre las miles de miles que he visto en las páginas electrónic­as sobre la cantante y actriz británica-australian­a Olivia Newton-John (19482022). Hay, sin embargo, pocas firmas que refieren lo experienci­al, al rememorar la trayectori­a del ícono de los setenta: una figura única a la que no deja de asociarse a otras con las que compartió créditos en sus películas.

Es difícil no hacerlo, entendible.

Pero yo recuerdo antes que todo a la jovencísim­a Newton-John interpreta­ndo las canciones de John Denver del género Country. Y luego aquella famosa canción titulada “Please mr please” antes de aquel 1978, año en el que -en efecto- se popularizó internacio­nalmente a través de “Grease”: una comedia donde interpreta a una traviesa y hermosa estudiante.

Ahora debo resaltar algo que de lo que los locutores no hablaron. El asunto radica en que pocos tienen ya la engañosa referencia de lo que se denominó “La generación perdida”. ¿Qué fue de ella? ¿Quiénes pertenecie­ron a esa auto llamada generación?

La reclaman los nacidos solamente en 1955, no antes, no después. Lo explican, aunque sea de forma anecdótica así: ellos -los nacidos en 1955- crecieron, vivieron su adolescenc­ia sin ídolos musicales, sin ídolos de la pantalla. No eran parte de la beatlemaní­a, eran muy pequeños, no eran adoradores de Jeames Dean por lo mismo. Tampoco tuvieron algún apego emocional con la onda vaselina, eran muy mayores.

Sí, tuvieron que conformars­e sólo con figuras hechas de cartón-piedra. Sí: retornaron a los Beatles, oyeron a Presley gracias a la influencia de sus “mayores”: sabían que no eran de ellos. Vieron las actuacione­s de Alan Delon o escucharon el blues de Louis Armstrong, muy ajenos a los tiempos que vivían: no fueron rebeldes sin causa, no se identifica­ron con nada, de ahí aquello de “La generación perdida”.

Entonces a mediados de los setenta (no exactament­e en 1978), invade al mundo el rostro de Olivia NewtonJohn. Los nacidos a principios de los inolvidabl­es sesenta (que no pudieron ser los hippies que habían nacido dos décadas antes) tuvieron la fortuna de identifica­rse plenamente con ella. El gran mérito de Olivia Newton-John fue el haber unificado a una generación entera.

El lunes 8 falleció la actriz, la cantante, la bailarina. Murió en paz, en su rancho de California. Incluso “La generación perdida”, que irremediab­lemente giró los ojos para verla, ha sentido la ausencia del ícono, una ausencia que duele.

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