Milenio Puebla

Cuotas escolares, voluntaria­mente a fuerza

- ALBERTO RUEDA @AlbertoRue­daE

Pareciera que la inflación no solo alcanzó los precios de la gasolina, el pan, el huevo, las frutas,lasverdura­s,lacarne,sinoquetam­biénalcanz­ó a las cuotas escolares en los planteles poblanos. A pesar de las dificultad­es que viven las familias con los incremento­s en productos de primera necesidad; a pesar que muchos perdieron su empleo y apenas comienzan a recuperarl­o; a pesar que el salario cada vez alcanza para menos; a pesar de todo esto, las escuelas poblanas no se tocan el corazón e imponen cuotas que van de los 800 hasta los 2 mil 500 pesos dependiend­o del centro educativo, la zona donde se ubica y lo gandalla que resulten los directivos y los comités de padres de familia.

Estas “cuotas voluntaria­s” tienen de voluntaria­s lo que Puebla tiene de océano, o sea, nada. Se imponen y se obliga acubrirlas,aunqueseaa­parcialida­descomolod­ijolaSEP,legitimand­o así dichas contribuci­ones.

Se simula que son “voluntaria­s” pero lo cierto es que cuando un padre llega a la escuela y quiere inscribir a sus hijos, los directivos informan sobre las cuotas y Dios guarde aquel que defienda la escuela gratuita y que se niegue a pagar la “cuota voluntaria” porque entonces la escuela, casualment­e le dice que ya no hay espacios disponible­s y que mejor busquen otras opciones.

Imagínese aquellos padres de familia que tienen dos o tres hijos en edad escolar. Ya de por sí se tienen que hacer grandes esfuerzos para comprar los útiles escolares y materiales adicionale­s como jabones, papel higiénico, gel antibacter­ial, sanitas y muchas cosas que solicitan. Pero eso no es todo ya que se deben desembolsa­r recursos para comprar uniformes, mochilas, zapatos entre muchas otras cosas más y adicional a ello, la “cuota voluntaria”.

Se habla de una educación gratuita y que con los impuestos que pagamos, la federación debe garantizar el salario de los maestros pero además el mantenimie­nto de los colegios… eso en la teoría, porque en la práctica no hay dinero que alcance... bueno, sí. Alcanza para obras a capricho como el Aeropuerto Felipe Ángeles, la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya pero para la infraestru­ctura educativa, ahí no.

De esta forma las cuotas terminan por ser un mal necesario.

Ahora bien, si las cuotas son urgentes, entonces que no se disfracen de aportacion­es “voluntaria­s” y en todo caso, que se establezca­n normas y criterios. Que se defina para que se utilizarán y que por lo menos haya transparen­cia para que no sean ni los directivos ni los comités de padres quienes se enriquezca­n a costa del esfuerzo de los padres que son quienes pagan estas cuotas.

Que la SEP vigile la correcta aplicación de los recursos y que ponga topes para que las escuelas no se agandallen.

Ya si no hay cómo objetarlas ni evadirlas, por lo menos que sean vigiladas.

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