Termina Mujer de nadie
Estoy muy triste porque hoy termina Mujer de nadie. Siento como si me estuviera despidiendo de una parte fundamental de mi vida, de alguien de mi familia, de un amigo superespecial.
¿Cuál es la nota? Que en medio de la vorágine de contenidos que estamos viviendo, las telenovelas siguen siendo nuestro gran refugio. Que a pesar de los prejuicios, nuestros melodramas seriados siguen creciendo, evolucionando.
Mujer de nadie es un título particularmente importante porque sin dejar de ser una telenovela tradicional a la mexicana, va por otro lado. Jamás me voy a cansar de decirlo: estoy mucho muy impresionado con este proyecto porque el recuerdo de Amarte es mi pecado, el título original en que está inspirado este “refrito”, sigue pesando en el corazón de quienes lo gozamos bajo la batuta del inolvidable don Ernesto Alonso.
Nocualquieratomaunaobrade ese tamaño y la actualiza con ese talento. Todas las personas que estándetrásdeMujerdenadie: escritores, directores y coordinadores; actores, editores y musicalizadores hicieron un trabajo increíblemente admirable y atractivo.
Nolevoyavendertramaparano arruinarlelaexperienciaalosmercadosinternacionales,perolevoya dar datos para que aprecie la grandeza de este concepto:
Ninguno de los personajes que salenaquí,ninguno,esigualacomo era al principio. Todos cambiaron, crecieron, mejoraron, tanto en su forma de ser como en su apariencia física. Sí, yo sé que suena muy elemental. Pero, ¿qué cree? Esto no se veía antes. No se veía así, tan real, tan positivo.
¡Porque esta es otra! A nivel ideológico esto es lo más sano del mundo. Mujer de nadie le dice a las mujeres, a las mujeres que han sido víctimas de violencia física, psicológicayhastaeconómica,que sí hay camino, que sí se puede salir adelanteapesardesituacionesque normalmente no se tocan en telenovela tradicional mexicana.