Milenio Puebla

En el olvido, sedes estatales del PRI por falta de recursos

Inmuebles del tricolor en cinco entidades reflejan la debacle que vive el partido: vidrios rotos, fachadas grafiteada­s y descuidada­s, escasez de personal y hasta falta de pago o sueldos a la mitad

- EQUIPO MILENIO ESPECIAL MORELOS

CIUDAD DE MÉXICO

Uno de los instrument­os para medir en qué punto de la crisis se encuentra el PRI son sus sedes estatales: vidrios rotos, fachadas grafiteada­s, edificios vacíos, presupuest­os mínimos, falta de personal…

En Morelos, por ejemplo, bajo el argumento de que las autoridade­s electorale­s les entregaron cero prerrogati­vas, según el propio presidente estatal Jonathan Márquez Godínez, la sede priista en Cuernavaca bajó la cortina.

“Se dejaron de pagar salarios desde diciembre pasado”, afirma el dirigente, y cuenta que mantienen con medio sueldo a un puñado de trabajador­es que laboran solo 15 días al mes.

Las prerrogati­vas han sido “retenidas” por multas, “el órgano electoral estatal es el responsabl­e de que el PRI deje de recibir más de 200 millones al año”, asegura Márquez, quien ha cobrado notoriedad últimament­e al acompañar al polémico Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente nacional tricolor.

Márquez suele usar las redes sociales del partido para promover a Alito, a veces también postea alguna “actividad”, como cuando recibió a sus propios familiares en la sede estatal. Desde 2000, el PRI-Morelos ha perdido la gubernatur­a, la totalidad de diputados y solo cuenta con dos de los 36 municipios.

En Baja California, donde el tricolor no ha ganado la gubernatur­a desde hace 33 años, los priistas cuentan con edificios propios en Mexicali, Tijuana, Tecate y Ensenada, las alcaldías que han alternado con el PAN. Son construcci­ones viejas, olvidadas, incluso para el par de personas que las abren irregularm­ente. “Abrimos nada más para medio limpiar”, dice un trabajador.

Cercana al ayuntamien­to, la sede del PRI-Tijuana tuvo sus años dorados a mediados de los 2000, cuando Jorge Hank Rhon fue alcalde. Hoy gobierna Morena.

El mismo abandono de las sedes priistas se observa en Quintana Roo. Después de las pasadas elecciones estatales, donde el PRI quedó en último lugar en la disputa por la gubernatur­a, las oficinas en Chetumal operan con horarios disminuido­s y con el personal indispensa­ble. Atrás quedaron las épocas de la bonanza tricolor: el partido gobierna hoy solamente un municipio, Bacalar.

Caso distinto ocurre en Veracruz y en Guanajuato, donde las sede del PRI aún están abiertas, pese a la reducción de prerrogati­vas y de personal.

En Veracruz el dinero para el funcionami­ento de las oficinas lo ha conseguido el dirigente estatal Marlon Ramírez, también diputado local, de una manera poco ortodoxa: primero aliándose con el ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares —por eso lo llamaban el PRI azul— y ahora pactando con el gobierno de Morena.

Es tal el grado de alianza que la operación de candidatos morenistas en las anteriores campañas estuvo en manos de priistas que aún permanecen en su partido, pero que trabajan en el gobierno estatal o en administra­ciones municipale­s de Morena.

En Guanajuato la sede está ubicada en la calle Paseo de la Presa. Consta de dos plantas, vitrales para el ingreso de luz y una fachada color rosa con evidente descuido. El logo del partido está hecho de cantera. Y aunque entran y salen varias personas, un empleado afirma que es poca la gente que trabaja en las oficinas. “No hay presupuest­o”. El PRI no ha regresado a gobernar el estado desde que perdió hace 31 años.

“Se dejaron de pagar salarios desde diciembre”, afirma el dirigente local Jonathan Márquez

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Instalacio­nes de Morelos, Baja California y Veracruz.
 ?? ?? Edificio del partido en Guanajuato.
Edificio del partido en Guanajuato.
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