El desastre educativo que ya sucedió
Aún más que en el rubro económico o de seguridad, todo indica que la actual administración federal entregará los peores resultados del sexenio en la educación. Esos resultados, a juzgar por los indicadores disponibles hasta hoy, serán desastrosos.
En aprendizaje, en deserción, en desarrollo para niños y jóvenes.
Los resultados se verán en unos años cuando estos estudiantes sigan avanzando, si es que se quedaron, en su educación, pero no se ve cómo ni parece haber intención de declarar el problema como lo que es: un desastre.
Supongoquesequerráculparalapandemia y sí, puede ser que haya algo en ese argumento, pero lo que hoy vemos no es más que la repetición de aquellas decisiones rumbo al futuro. Frente al covid se cerraron escuelas por un tiempo larguísimo, uno de los más largos del mundo, y para arreglar (es un decir) se hicieron unos programas de televisión que de poco sirvieron. El arreglo, pásenlos a todos, luego vemos. Y que se sepa, el asunto no era reprobarlos o no, sino al menos hacer una evaluación profunda de dónde estaban los estudiantes para actuar en consecuencia.
Ayer, apenas ayer, dijo el Presidente como respuesta a pregunta expresa que “sí, sí, tenemos que hacer eso, es una evaluación de todos los daños causados por la pandemia en lo educativo”. Un poco tarde, tal vez.
Porque el Presidente ve su transformación
Los problemas son mucho más grandes que una persona
educativa en otros rubros que no tienen mucho que ver con lo que pasa en las aulas. Ayer mismo habló mucho más de que se está invirtiendo “mucho en educación, basificación, mejores condiciones laborales para los trabajadores de la educación. Nada más en becas, ¿cuándo en el país se habían otorgado 11 millones de becas?, ¿cuándo? Y hubo un expertodeestosconservadoresquellegó a decir que las becas no tenían nada que ver con la educación, por lo mismo no podían considerarse como una inversión destinada a la educación”.
Y, por supuesto, habló de La Escuela es Nuestra. “¿Cuándo les habían entregado presupuesto a las escuelas para su mantenimiento?”, preguntó.
La SEP tiene ahora una nueva titular. Pero los problemas son mucho más grandes que una persona, quien quiera que ésta fuera. El desastre es un problema de Estado grave. Aunque nadie en el gobierno lo vea así y quieran arreglarlo solo con algo de dinero mal dirigido.