Partidos bonsai, al mejor postor
Salvo vivir del presupuesto y hacer de la política un negocio rentable por los millones de pesos de por medio, para la democracia poco aportan partidos pequeños con registro local y nacional.
Convertidos en franquicias por los mercaderes de la política, sin principios ni ideologías claras, en 2024 serán nuevamente la diferencia porque se utilizarán como relleno en las alianzas electorales.
En el estado, partidos nacionales con registro local, como el PT, PVEM, PRD, MC y Panal, son en esencia piezas de ornato que tienen “vida propia” porque sobreviven del financiamiento público del estado.
El Partido del Trabajo, por ejemplo, fundado en la colonia Tierra y Libertad por Alberto Anaya Gutiérrez, es un gran negocio económico familiar, y en los estados lo mismo es aliado de gobiernos priistas, panistas o de Morena.
Desde su fundación, de corte maoísta, el PT tiene como su principal ventanilla de ingresos los Cendis, un lucrativo negocio de la educación que se aprovecha de la pobreza de la gente, y lo mismo recibió millonarios recursos del PRI que del sexenio morenovallista, y ahora lo mantiene con la 4T.
Lo mismo ocurre, pero con negocio familiar, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), que funciona como una franquicia que la rentan a familias poblanas a cambio de prebendas.
Viven del financiamiento público, alejados de políticas ambientalistas, desempeña el papel de meretriz de las campañas electorales, partido promiscuo que lo mismo se amanece con el PRI, el PAN o con Morena.
Pero el caso del PRD es patético en el estado, porque en su proceso de extinción contribuyó no solo la fuga de cientos y miles de militantes a Morena, sino porque lo empezaron a controlar políticos mediocres como la familia Luna Porquillo.
En contraste, el Partido Movimiento Ciudadano (MC) es una sucursal que, a excepción de la construcción de fórmulas electorales a favor de familias caciquiles en los municipios, se ha convertido en comparsa de la 4T en el estad, a diferencia del PSI, partido donde solo basta reunir al mínimo necesario para obtener el registro, instalar el changarro como en la vía pública y ponerse al servicio del poder en turno.
En el 2024 estos partidos bonsai servirán a los intereses del poder en turno, donde sean más útiles, como en el morenovallismo.