El Informe que viene
El Presidente ha grabado algunas piezas de propaganda para preparar su cuarto Informe de gobierno, aunque todos sabemos que López Obrador da informes a diestra y siniestra y cuando se le da la gana. Sí, hemos regresado a los viejos informes presidenciales, ceremonias de la obsecuencia, ritos de paso, pulpa presidencialista.
Muestro mis credenciales. El informe más antiguo de que guardo memoria salió de la cabeza cuadrada de los asesores de Díaz Ordaz. Hablamos del año de 1966. Puedo asegurar que nunca aprendí nada de la inflamada prosa presidencial, no recuerdo ningún dato interesante, no ex traje de toda esa palabrería algo que no olvidara una hora después de terminado el mensaje. Acumulé en cambio horas de aburrimiento, frases incomprensibles y algunos nombres que no sé cómo quitarme de encima. Algunas veces, por ejemplo, me viene ala mente el nombre de Luis H. Ducoing y eso me perturba.
Mi cultura del informe presidencial se desprende de los tiempos en que todo se ordenaba bajo la mano de hierro del Presidente y se difumina en la época de la gritería democrática de la Cámara.
Volver al futuro: un Presidente enojado siempre, indignado con sus críticos, con los empresarios, con los Estados Unidos, con todos aquellos que no encienden copal y respiran el aroma intenso de su palabra.
Aseguro que el texto de los informes siempre ha sido tedioso hasta el desmayo y quizá han expuesto en sus páginas exageraciones, falsedades, deformacio
Soy refractario a las cifras, las olvido apenas las oigo
nes incontables de la realidad mexicana.
Talvez padezco el síndrome ded eficienciade atención. Soy refractario alas cifras, las olvido apenas las oigo. A ver, quién me dice cuántos barriles produce diariamente Petróleos Mexicanos. Si usted lo sabe al bote pronto y no trabaja al menos en Pemex, usted está loco o es un ocioso monumental, o pertenece al sindicato.
Desde hace años los informes son una verdadera antigualla, como si nos vendieran un coche modelo 79 diciéndonos que acaba de salir de la fábrica. Así ocurrirá con el cuarto Informe de este gobierno.
Puedo suponer que el Presidente pronunciará frases ampulosas en defensa de su proyecto,si alguno, incluso gritará, si eso fuera necesario, así es la oratoria.
Por malas y buenas razones aquel formato del informe presidencial había desaparecido. Con la novedad de que si usted ve los anuncios del Presidente con unos viejitos en un salón de Palacio Nacional, quedará persuadido de que todo el priismo rancio ha regresado.