Boletaje agotado

La magia y embrujo del Mundial convirtieron un antiguo cuenco de cerámica, en un lujoso campo de juego. Icónico, el Estadio de Lusail, una ciudad construida en un islote cuya orilla derrama riqueza, representa todas esas cosas que sedujeron a la FIFA para impulsar la sede de Qatar: influencia, abundancia y opulencia.

Diseñado y elegido para recibir la Final de la Copa del Mundo, Lusail demuestra la envoltura un deporte sencillo, es más compleja cada día. Estas obras imperiales exigen al juego y sus jugadores cumplir un nuevo objetivo, si antes se les pedía estar a la altura del espectáculo y después cubrir la expectativa de audiencias millonarias, ahora les solicitamos alcanzar el nivel del escenario: ¿qué tipo de partidos esperamos en un estadio tan artístico y esplendoroso?

Como mínimo deben ser memorables, no se trata de abarrotar sus tribunas, sino de ocupar un lugar en la historia.

Uno de ellos, el México vs. Argentina, programado para el 26 de noviembre del 2022, ha garantizado el lleno antes que ninguno. Vendidas las 80 mil localidades de oro y plata, la afición mexicana, la hinchada argentina y la devoción por Messi, ofrecerán una función de gala.

Solo falta que el futbol, al que estas situaciones le empujan a jugarse de manera sistemática, rígida y estratégica, se conmueva.

Como ha sucedido en los últimos Mundiales, el aficionado mexicano ya tiene organizada la fiesta, nuestra Selección, quizá junto a la brasileña, sea la única en el mundo que goza de un pueblo portátil: en todos los estadios del más universal de los juegos, siempre planta una bandera.

Lusail, a escasos kilómetros al norte de Doha, y a miles de kilómetros de distancia del centro de nuestro país, será otra de las clásicas ciudades del futbol mexicano. México tiene lo que muchos equipos del Mundial extrañan, calor, color y cobijo, a veces pienso que tanto cariño y entrega, lejos de motivar, presionan.

Como ha sucedido en los Mundiales, el aficionado mexicano ya tiene organizada la fiesta