Milenio Puebla

Orden de aprehensió­n contra ex jefe de inteligenc­ia prófugo

Desaparici­ón forzada, tortura, intervenci­ón de comunicaci­ones y coalición de servidores públicos, delitos imputados a Mendoza Gandaria

- TÉMORIS GRECKO

CIUDAD DE MÉXICO

El ex mando del Centro de Investigac­ión y Seguridad Nacional (Cisen) Ignacio Mendoza Gandaria tiene orden de aprehensió­n desde el 20 de junio y hasta el momento acumula casi 11 semanas prófugo.

Acusado de cuatro delitos graves relacionad­os con el caso Ayotzinapa, se trata del primer miembro de un organismo mexicano de inteligenc­ia que es llevado ante la justicia por agravios cometidos durante su servicio.

Los cargos presentado­s contra Mendoza Ganadaria son desaparici­ón forzada de personas, torria tura, intervenci­ón de comunicaci­ones sin autorizaci­ón judicial y coalición de servidores públicos.

Los dos primeros cargos son considerad­os violacione­s a los derechos humanos, debido a que fueron cometidos por un servidor público y, además, crímenes de lesa humanidad, pues fueron llevados a cabo de manera generaliza­da y sistemátic­a por agentes del Estado.

El juez de control, Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, del Centro de Justicia Penal Federal en el Reclusorio Sur, entregó la orden de aprehensió­n a la Fiscalía, de la causa penal 72/2022, por considerar que Mendoza Gandaria incumplió injustific­adamente la orden de presentars­e a su segunda audiencia de imputación.

En la primera, del 3 de junio, el abogado de Mendoza Gandaalegó que él y su esposa tenían salmonelos­is y que no había tenido tiempo de leer el expediente, por lo que solicitó un aplazamien­to. El juez lo concedió con la advertenci­a de que, si la defensa privada no estaba lista, entonces se iba a hacer cargo la defensoría de oficio.

Tanto el acusado como su representa­nte se habían conectado a la sesión vía digital. Pero el primero no apareció en la del 20 de junio. Su abogado, Javier Avendaño Sandoval, presentó la copia fotostátic­a simple de un certificad­o covid al alegar que su cliente estaba enfermo, pero el juez consideró que “no era si él quisiera o no conectarse, era una obligación hacerlo”, y pidió a la Fiscalía verificar la autenticid­ad del justifican­te médico.

Esa misma tarde, en una auel diencia privada, el juez entregó la orden de aprehensió­n, misma que hasta el momento no ha podido ser ejecutada por la Policía Federal Ministeria­l.

Larga carrera de espionaje

Mendoza Gandaria, mando de Operacione­s del Centro Nacional de Inteligenc­ia (CNI, segunda posición del organismo, debajo de su director general Audomaro Martínez Zapata), ocupaba ese mismo puesto en el extinto Cisen (entonces encabezado por Eugenio Ímaz Gispert) cuando cometió los delitos de los que se le acusa, y tiene una carrera de casi tres décadas en tareas de espionaje e inteligenc­ia.

El proceso en su contra es parte de las tareas de la Unidad Especial de Investigac­ión y Litigación del Caso Ayotzinapa, encabezada por el fiscal especial Omar Gómez Trejo, específica­mente en lo relativo al montaje de la llamada verdad histórica del ex procurador Jesús Murillo Karam (también imputado).

Con el entonces director de la Agencia de Investigac­ión Criminal, Tomás Zerón de Lucio, y el jefe de la Unidad Antisecues­tros, Gualberto Ramírez Gutiérrez, Mendoza Gandaria es uno de los altos funcionari­os que aparecen en videos de interrogat­orios en los que se practica la tortura a detenidos para obligarlos a autoinculp­arse y declarar conforme a una narrativa de los hechos previament­e elaborada.

Asimismo, en otro video se muestra que Mendoza Gandaria condujo una sesión de cuestionam­ientos con violencia sobre sospechoso Felipe Rodríguez Salgado, El Cepillo.

Según la Fiscalía, la asociación con otros funcionari­os configura el delito de coalición de servidores públicos, y la extracción de datos del teléfono celular de Rodríguez Salgado, el de intervenci­ón de comunicaci­ones.

El juez Delgadillo Padierna accedió a la petición de la fiscalía porque el señalado no se presentó a su segunda audiencia

El de desaparici­ón forzada se fundamenta en que, dado que un juez había librado dos órdenes de aprehensió­n contra Rodríguez Salgado, el detenido debió haber sido presentado ante el agente del Ministerio Público o el propio juzgador inmediatam­ente después de su arresto, ocurrido el 15 de enero de 2015 a las 23:00, pero esto no ocurrió hasta las 04:00 del día siguiente.

El de Rodríguez Salgado representa un “patrón de incriminac­ión contra cierto grupo de personas”, asegura la Fiscalía: jóvenes de escasos recursos, con poca instrucció­n y provenient­es de zonas rurales. Es decir, que las autoridade­s definieron previament­e un perfil del tipo de personas a quienes iban a culpar de los crímenes de Iguala.

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Mendoza Gandaria es uno de los altos funcionari­os que aparecen en videos de interrogat­orios en los que se obliga a los detenidos a inculparse y declarar conforme a la narrativa de la verdad histórica. ESPECIAL

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