Milenio Puebla

Se llenan los pubs para seguir la llegada de los restos de Isabel II

Ayer no fue la Premier League lo que convocó a los británicos a los bares, sino el regreso de la reina al Palacio de Buckingham

- JOSÉ A. BELMONT JOSÉ ANTONIO BELMONT

LONDRES

No fue un partido del Arsenal, Chelsea o Manchester United lo que motivó a los británicos a llenar los pubs (típicos bares ingleses) en Londres. Tampoco la segunda jornada de la Champions League que vio ganar al Liverpool y perder al Tottenham lo que acaparó la atención de sus clientes en las pantallas.

Lo que se trasmitió en estos clásicos establecim­ientos desde las 4 de la tarde, tiempo de Londres, fue el traslado del cuerpo de la reina Isabel II de Edimburgo, Escocia, a Londres para continuar con las exequias de la monarca británica.

John, Lewis y Garret se quedaron de ver en un pub ubicado a unas cuantas cuadras del Palacio de Buckingham únicamente para presenciar lo que calificaro­n como un momento histórico para Reino Unido.

Su plática se interrumpí­a constantem­ente por un momento que alguno considera importante y señalaba hacia la pantalla, entonces uno de ellos volteaba para poder percatarse; a los dos restantes les quedaba de frente.

Aunque el pub que visitaron se ufana —de acuerdo a lo escrito en pizarrones colocados al interior del lugar— de ser “la casa de los de- portes en vivo”, ayer los aplausos no fueron para Harry Kane, Jack Grealish, o Declan Rice, sino para la difunta reina.

Incluso, ya con el ataúd arriba del avión de la Real Fuerza Aérea para el traslado de la monarca, apenas comenzó a escucharse el himno británico, los tres amigos se pusieron de pie. En otras mesas no fueron tan solemnes y solo un par de personas decidieron quitarse sus gorras.

Al final se sentaron porque la aeronave ya iba camino a Londres y comenzó en la televisión una serie de enlaces con los reporteros desplegado­s en todos los puntos que recorrería el cortejo fúnebre.

Cuando el avión aterrizó a las 6 de la tarde con 54 minutos en la base aérea militar de RAF Northolt, en la mesa contigua lanzaron un “God save the queen...”.

De vuelta a su residencia

La reina Isabel II ya está en casa. Cinco días después de su muerte, el cuerpo de la monarca británica llegó al Palacio de Buckingham entre aplausos y fotografía­s de miles de sus fieles, quienes aguantaron durante varios minutos la lluvia de Londres.

Para los llamados dolientes, las horas de espera y cada gota de agua valieron la pena, pues aunque se trataron solo de segundos, lograron vitorear el ataúd de roble con el cuerpo de quien fue su monarca por 70 años.

A las 8 de la noche con cinco minutos, el auto con el féretro de Isabel II daba la vuelta al Victoria Memorial por la calle Constituti­on Hill. El cortejo fúnebre lo encabezaro­n tres motociclet­as policiales y enseguida la carroza de la reina, seguida de cinco vehículos más.

En ese momento la multitud se quedó callada por un instante que parecieron horas y que fue impresiona­nte por el contraste de todas las personas que, detrás de vallas metálicas, llegaron a las inmediacio­nes de la residencia oficial de la corona.

El silencio tan solemne quizá se debió a la impresión de ver el ataúd real, aunque, apenas reaccionar­on los miles de presentes, empezó la algarabía: aplausos y gritos que fueron más llamativos por los flashes de las cámaras y las luces de los celulares.

Sin embargo, apenas esta carroza, recién construida especialme­nte para que la gente pudiera ver el féretro, entró al Palacio de Buckingham, la solemnidad volvió: los guardias reales, con sus caracterís­ticos sombreros altos de piel de oso, agacharon la cabeza como muestra de respeto a Su Majestad.

Ya en el interior, la difunta monarca fue recibida por su hijo y sucesor Carlos III, así como por la esposa de éste, la reina consorte Camila; también estaban presentes los polémicos príncipes William y Harry y sus respectiva­s esposas, Kate Middleton y Meghan Markle.

También recibieron a la monarca británica los hijos de la princesa Margarita, Lady Sarah Chatto y Earl Snowdon; en los hechos, toda la familia real estuvo anoche en Buckingham, palacio donde la reina Isabel II pasó su última velada y al que por 70 años llamó hogar.

Este miércoles, en una nueva ceremonia real, el cortejo fúnebre será trasladado a partir de las 14:22 horas a Westminste­r Hall. Los príncipes William y Harry caminarán junto con su padre, el rey Carlos III, detrás del ataúd de la monarca mientras es trasladado en un carro de armas.

Para que los llamados dolientes puedan estar tan cerca de su monarca como quizá nunca la tuvieron en vida, y para que todos alcancen a hacerlo —el gobierno británico espera hasta un millón de personas—, serán cuatro días los que estará el cuerpo de Su Majestad en ese emblemátic­o palacio.

Más de mil voluntario­s, administra­dores y policías estarán disponible­s para este acto protocolar­io que abrirá sus puertas a las 5 de la tarde, tiempo de Londres. El próximo lunes se realizará el funeral de Estado.

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AP El coche fúnebre a su ingreso a la legendaria residencia real.
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Entre cervezas, los súbditos siguen el recorrido.
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