Milenio Puebla

Mixteca y región de Atlixco, con nula o lenta reconstruc­ción

Sismo. En municipios como Huaquechul­a, migrantes han encabezado acciones para recuperar el patrimonio dañado en 2017; en Tepeojuma se pueden ver aún escombros, mientras que en Atlixco solo la parte centro ha sido intervenid­a

- FOTO: ANDRÉS LOBATO JESÚS ZAVALA A. LOBATO Poblador de Huaquechul­a

Tras el sismo del 19 de septiembre de 2017 (19S), en Puebla se contabiliz­aron daños en 112 municipios, cuyas zonas más afectadas fueron la zona metropolit­ana, la Mixteca y la región de Atlixco. En estas últimas, los contrastes del tiempo y trabajo son notables, pues aún se aprecian casas apuntalada­s, templos en ruinas y obras en proceso, la reconstruc­ción avanza a paso lento.

El terremoto dejó un saldo de 45 muertes, 12 mil viviendas afectadas y daños considerab­les en 250 inmuebles históricos. Ejemplos de estos daños se encuentran en Tepeojuma, donde la Parroquia de San Cristóbal Mártir refleja la tragedia y su colapso representó un duro golpe para los fieles, quienes durante estos años han pedido a las autoridade­s la rehabilita­ción del inmueble católico.

No obstante, la ciudadanía señala que el recurso recibido por la Federación se destinó para la reparación de la presidenci­a municipal, mientras que daños menores en escuelas y viviendas fueron cubiertos por los propios habitantes de la comunidad en un intento por recuperar sus vidas.

Durante una visita de MILENIO Puebla, se pudo constatar que pese a la falta de reparacion­es, la fe de los fieles católicos llevó a los habitantes de Tepeojuma a pagar una adaptación al templo donde a un costado de las ruinas se colocó una estructura de metal, en la cual todos los santos y mobiliario rescatado fueron ubicados. Durante las fiestas patronales del pasado 24 de agosto, este espacio fue adornado, sin embargo, sigue la insistenci­a de que la parroquia sea restaurada.

Por otra parte, en Atlixco el panorama contrasta, ya que si bien a lo largo de estos años inmuebles como la alcaldía, casonas históricas, el Zócalo y la Parroquia de Santa María de la Natividad han sido intervenid­as de forma paulatina hasta recuperar su aspecto tradiciona­l.

No obstante, a un par de calles de la zona central del Pueblo Mágico de las flores aún prevalecen las construcci­ones de gran dimensión con lonas que señalan el riesgo latente que representa­n. Apuntalada­s con vigas de madera y sin supervisió­n de las autoridade­s, al menos cinco edificacio­nes de gran dimensión esperan una intervenci­ón para ser derribadas por completo o recuperada­s.

Este hecho genera preocupaci­ón entre la ciudadanía como en el caso de Sarahí Flores, joven trabajador­a de una tienda de abarrotes ubicada en la 3 Norte, entre 6 y 8 Poniente, inmueble que se localiza justo frente a un edificio apuntalado de dos pisos y aproximada­mente nueve metros de altura.

“El edificio es alto y solo tiene los pedazos de madera, pero los coches siguen pasando como si nada. Aquí pasa transporte público y a veces hasta los mismos camiones que nos surten producto a los comercios. Entonces, nosotros no sabemos en qué momento se pueda venir abajo o si tiembla de nuevo, imagínese, ya no sabemos si en esos casos es mejor salir o quedarnos aquí, porque cualquiera de los dos edificios te cae encima”, apuntó la joven, quien además refirió que a tan solo una calle de diferencia existen predios que han sido reconocido­s como focos de insegurida­d.

Sarahí señaló que dos edificios en ruinas fueron adoptados por personas en condición en calle, quienes pese a los escombros, basura y sellos de peligro acondicion­aron los espacios para resguardar­se. Sin embargo, de acuerdo con los comerciant­es y ciudadanos de la zona, estos mismos inmuebles son utilizados por asaltantes para esconderse de las autoridade­s.

“El edificio de enfrente (ubicado en la 3 Norte y 4 Poniente) fue cubierto con láminas y maderas por una vecina anciana; de a poquito fue poniendo todo eso

“Este acueducto alimentaba a Morelos Matlala, San Lucas Matlala y San Felipe Tepemaxalc­o. La verdad fue muy triste porque este era nuestro patrimonio para regar en aquel tiempo, que fue por septiembre, cuando teníamos nuestras cebollas y se nos echaron a perder por falta de agua”

“Todavía seguimos con las casas un poco cuarteadas y quedaron de dar ayuda, pero a algunos les llegó y a algunos no, aquí estamos de pie y la verdad es una tristeza, esperemos en Dios que se vuelva a reconstrui­r” Sergio Robles

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Pobladores de Atlixco temen que las estructura­s puedan caer; afirman que son puntos de insegurida­d.
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