Hora de Ucrania
Cada vez con menos cautela, los medios occidentales anticipan la posibilidad de una victoria militar de Ucrania sobre Rusia.
La contraofensiva relámpago iniciada el 5 de septiembre sobre la región de Járkov, en el noreste, permitió a los ucranianos recuperar algo así como 8 mil kilómetros cuadrados de territorio, y echar para atrás a los contingentes rusos en repetidas escenas de fuga, desorden y abandono de las armas en el campo de batalla.
Rusia conserva dominio sobre el Donbás, en el sureste, especialmente sobre Lugansk, y también, aunque, en menor medida, sobre Donetsk.
Peropareceincapazdemovilizarnuevas fuerzas hacia Ucrania porque las tienetodascomprometidasenpuntoscríticos de su compleja geopolítica nacional.
Requiere presencia militar en su frontera china y en la vecindad marítima con Japón, donde laten viejas heridas de disputa territorial. También debe cuidar las fronteras de sus antiguas repúblicas, como Azerbaiyán y Kazajistán, cuya inestabilidad, en principio, Rusia debería amparar.
Con el reciente ingreso de Suecia y Finlandia a la OTAN, necesitará también tropas en esas fronteras.
La idea de una movilización patriótica rusa con reclutamiento de civiles, parece una decisión vedada o riesgosa de tomar, sobre una población joven que quiere cualquier cosa menos ir a la guerra.
Hay una movilización de reclutas a trasmano que pide a las regiones organizar milicias pagadas.
Pero los números no alcanzan para todas las tareas: vigilar fronteras, contener rivalidades de antiguas repúblicas y reforzar el asalto a Ucrania.
La marea cambió en favor de Ucrania por la calidad renovada de sus combatientes y por el nuevo armamento de precisión venido de la OTAN, que puede destruir tanques, aviones, arsenales y puntos estratégicos distantes.
En su reunión de fin de semana en Samarcanda, Putin encontró reticente a su amigo chino Xi Jinping, y de su amigo indio, Narendra Modi, recibió de plano el juicio de que “No son tiempos de guerra”.
Mientras tanto, el presidente Biden anuncióunnuevoapoyode600millones de dólares en armamento para Ucrania.
No hay a la vista una inminente victoria ucraniana pero sí algunos indicios de que David podría ganarle esta vez, otra vez, a Goliath.