A dos de tres caídas
Los equilibrios son importantes en cualquier democracia y más aún cuando la misma está en riesgo; en esos casos, los contrapesos son vitales. Lo que ocurrió este miércoles en el Senado fue un acto de resistencia que, por lo menos, dio batería para un segundo y hasta tercer round, aunque el pronóstico sea poco alentador porque Morena le apostó por ganar tiempo para convencer a algunos senadores de que militarizar al país es lo que más le conviene a México.
Tiempo necesario para que Adán Augusto, Ricardo y Mario vayan de compras a la Fayuca Legislativa.
Como diría el clásico, nadie puede resistir cañones de 500 mil pesos aunque ahora los cañones se traducen en candidaturas, como ya ocurrió con el ex panista Raúl Paz a quien se dice, le habrían ofrecido la candidatura a la gobernatura de Yucatán por Morena a cambio de traicionar a su propio partido.
Y también pueden traducirse en el perdón y olvido, para eso el mejor ejemplo es el impresentable y hoy paladín de la seguridad, Alejandro Moreno, quien pasó de ser un político corrupto a un político “responsable” por cambiar de opinión. Antes BandALITO y ahora San Alito.
Sin embargo, la historia en la Cámara Alta, fue muy diferente a lo que sucedió en la Cámara de Diputados. En esta ocasión la postura del PRI, quien lo iba a decir, fue la que llamó la atención, ya que contrario al respaldo que los diputados federales le dieron a Alejandro Moreno para salvar su pellejo, en el senado, los priistas decidieron mantener la alianza Va por México para votar en contra de la militarización en labores policiales dentro del territorio mexicano.
Cuando la discusión inició parecía que sólo había dos caminos: aprobar o rechazar el dictamen, sin embargo cuando la mayoría de Morena vio que los números no le alcanzaban, decidieron pasar por alto el protocolo legislativo y con “circo, maroma y teatro” regresaron a comisiones el dictamen, supuestamente, para enriquecer la iniciativa, lo cierto es que han ganado tiempo para convencer a los que se echaron para atrás.
Y no es poca cosa lo que logró la oposición, esa oposición que parecía estaba desaparecida, desdibujada y que logró revivir. Ha tomado aire y si lo saben capitalizar, podría ser el inicio de un verdadero equilibrio de poderes, que tanta falta le hace a la democracia de nuestro país.
¿Les alcanzará a los miembros de la alianza en el Senado para mantener la resistencia o terminaran por ceder a los cañonazos? Eso está por verse, porque de eso dependerán también los escenarios de cara al 2024.