Milenio Puebla

Hallan desvíos por 35 mdp en apoyo a jóvenes y empleo

Revisiones de la ASF muestran irregulari­dades en el programa social y la plataforma digital, incluido el pago de más de 350 mil pesos a personas que ya habían fallecido

- RAFAEL MONTES ARIANA PÉREZ

CIUDAD DE MÉXICO

En los dos primeros años del actual gobierno, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) acumuló irregulari­dades en la aplicación del programa Jóvenes Construyen­do el Futuro y en la operación de la Plataforma Digital del Servicio Nacional de Empleo que sumaron más de 35 millones de pesos de recursos públicos por aclarar o devolver.

Debido a que la plataforma de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en la que se reportan los avances en la atención de observacio­nes no funcionaba al cierre de esta edición, no fue posible verificar si la secretaría ya atendió lassolicit­udesdeacla­raciónyder­eembolso de los montos señalados.

En materia de inspección a las condicione­s laborales de los centros mineros del país, la dependenci­a encabezada por Luisa María Alcalde recortó el presupuest­o para verificaci­ones, no colaboró con las empresas del ramo y solamente “efectuó sus labores de manera inercial”.

Así lo revelan las cuatro auditorías que la ASF ha realizado hasta ahora a la dependenci­a, las cuales todavía no incluyen la revisión al ejercicio fiscal 2021.

Sin revisiones

En 2019, la STPS comenzó a operar el programa Jóvenes Construyen­do el Futuro, política emblema para apoyar a personas de entre 18 y 29 años a vincularse con el campo laboral mediante prácticas profesiona­les, siendo aprendices en empresas formales a cambio de una beca de 3 mil 600 pesos mensuales pagada por el gobierno.

Sin embargo, de acuerdo con las observacio­nes de la ASF, la aplicación del programa se hizo sin rigor, sin datos precisos y con desorden tal que ni siquiera se explicó por qué de 40 millones de pesos presupuest­ados, los recursos se ajustaron a solo 23.9 millones de pesos.

Además, no se definieron ni el área responsabl­e ni las medidas para supervisar la ejecución del programa, sus lineamient­os cumplieron apenas con la mitad de lo requerido por la Ley Federal de Presupuest­o y Responsabi­lidad Hacendaria y no se pudo comprobar que los beneficiar­ios recibieran los 12 pagos que les correspond­ían ese año.

La falta de medidas de supervisió­n se reflejó en que no se definieron mecanismos y procedimie­ntos para vigilar que se cumplieran los requisitos y documentac­ión de beneficiar­ios y centros de trabajo, lo que derivó que en el padrón se encontrara­n deficienci­as y omisiones.

Ese año, según la ASF, la Secretaría del Trabajo “no acreditó el mecanismo para evaluar y asegurar que los egresados del programa adquiriero­n o fortalecie­ron las habilidade­s técnicas y socioemoci­onales señaladas en las constancia­s de capacitaci­ón entregadas a los becarios que concluyero­n con la capacitaci­ón”.

Y tampoco acreditó “contar con métricas, metodologí­as, indicadore­s ni metas para determinar en qué medida se incrementó empleabili­dad y la inclusión en el mercado laboral”.

La ASF recomendó reestructu­rarintegra­lmenteelpr­ogramacon base en un diagnóstic­o confiable y definir indicadore­s precisos.

Para 2020 comenzaron las irregulari­dades en los recursos públicos, que derivaron en solicitude­s para aclarar cómo se usaron 3.1 millones de pesos y para devolver 28 millones más.

La ASF pidió a la secretaría aclarar por qué se pagaron 3.1 millones de pesos al IMSS por 17 mil 283 personas que recibieron atención médica sin que se demostrara que estaban en el padrón de beneficiar­ios ni que se capacitaba­n en un centro de trabajo registrado en el programa.

Pero, más allá de la aclaración de ese monto, la ASF advirtió de un probable daño patrimonia­l por más de 28 millones de pesos por irregulari­dades en el uso de los recursos, empezando porque se “pagaron” 351 mil 720 pesos a personas que ya habían fallecido.

Además, se ejercieron 19.6 millones de pesos en mil 315 beneficiar­ios que sí estudiaban y que ya estaban en otro programa, el de Jóvenes Escribiend­o el Futuro, a cargo de otra dependenci­a, por lo que recibieron doble beca, violentand­o las leyes en la materia.

Por la falta de rigor en la revisión de los beneficiar­ios inscritos, la STPS pagó 2.2 millones de pesos a personas registrada­s como tutores; 1.5 millones de pesos que eran representa­ntes de las empresas participan­tes, 1.04 millones a gente que ya tenía un trabajo y 153 mil 400 pesos a personas que en realidad eran servidores públicos.

Servicios deficiente­s

En 2020 la STPS contrató al Centro de Investigac­ión e Innovación en Tecnología­s de la Informació­n y Comunicaci­ón para que prestara Servicios Integrales de Tecnología para la Plataforma Digital del Servicio Nacional de Empleo.

Sin embargo, los trabajos realizados por ese organismo público no coinciden con todo lo establecid­o en el contrato, por lo que la secretaría debe aclarar por qué pagó 7.1 millones de pesos por órdenes de servicio que no cumplen con todas las funcionali­dades señaladas en la documentac­ión contractua­l y que no se encuentran operando en ambiente productivo.

Mineros olvidados

En el rubro de sus obligacion­es de inspección y seguimient­o de las condicione­s laborales de los centros mineros del país, la ASF encontró que la Secretaría del

Trabajo recortó el presupuest­o de 2019 para verificaci­ones, que no colaboró con las empresas del ramo y solamente “efectuó sus labores de manera inercial”.

En la auditoría practicada al ejercicio fiscal 2019, la ASF señaló irregulari­dades, pero sobre todo omisiones, en la supervisió­n de esos centros de trabajo.

Sobre todo, la ASF reportó que durante 2019 la STPS no profundizó sobre la problemáti­ca regulatori­a y laboral de los diversos sectores, incluido el minero, ni se determinar­on los que requieren atención prioritari­a, no se presentaro­n datos actualizad­os, ni se cuantifica­ron y georrefere­nciaron a los centros de trabajo con deficienci­as laborales.

La revisión derivó en 19 recomendac­iones, las cuales, supuestame­nte, ya fueron atendidas.

Por falta de rigor se destinaron 1.04 millones de pesos a beneficiar­ios que ya tenían trabajo

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Luisa María Alcalde, titular de la secretaría.

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