Milenio Puebla

Miguel Ríos

“Nadie me ofreció nunca un puto unplugged”

- El granadino, que presentará su acústico Un largo tiempo en el Auditorio, dice que en su “oficio” la técnica ayuda a la inspiració­n y que le ilusiona tener aún voz, presencia y pelo... algo vital para un cantante de rock ALFREDO CAMPOS VILLEDA

Calentando motores para viajar a México y presentar su acústico Un largo tiempo en el Auditorio el 7 de octubre, con su banda The Black Betty Trío, Miguel Ríos (Granada, 1944) confiesa: “Nadie me ofreció nunca un puto unplugged, hubiera sido fantástico”. Pero hoy, a sus 78 años, dice que le hace mucha ilusión mantener su voz, su presencia y, “muy importante” para las figuras del rock, tener pelo.

En entrevista con MILENIO desde Madrid, reivindica su “oficio” como uno en el que la técnica ayuda a la inspiració­n y al talento, celebra a los “mecenas democrátic­os” de la música, es decir, los compradore­s de discos y boletos de conciertos, y comparte su gusto por escritores como el colombiano Juan

Gabriel Vásquez, “brutal”, y el mexicano Guillermo Arriaga, “acojonante”.

Muchos pensamos en Miguel Ríos como el líder de esa ola llamada Rock en tu idioma, con el himno “Bienvenido­s” por delante. Pero, ¿con qué ritmo se siente mejor, pues además ha transitado por el blues y ahora hasta con mariachi (una versión de “Santa Lucía”) y covereando grunge?

La verdad es que yo me siento a gusto cuando la canción es buena y sí me ha gustado muchísimo intentar que la gente que me siga no lo haga ya por la fidelidad que da la edad, sino porque de alguna forma innovas. Por ejemplo, el disco nuevo, Un largo tiempo (sello Altafonte) es acústico. Llevo grabando sesenta años y no había hecho acústico. Siempre había sido con orquestas, con bandas, con sinfónicas, con todo, pero de pronto esta idea de tender un puente a la emocionali­dad mucho más natural, como son los sonidos de este disco, nos ha permitido contar historias que no podían ser contadas de otra forma. “La adaptación del tema de Eddie Vedder ‘Viene y luego va’ (‘Comes then Goes’) empieza porque yo lo vi cantar y dije que me encantaría cantarla. Yo estoy en esto aparte de por muchas otras razones, por la ilusión, me hace ilusión seguir teniendo voz, seguir teniendo de alguna forma presencia y pelo, lo que es muy importante para el roquero. Y seguir intentándo­lo a lo mejor ya sin pretension­es de ser el number one del planeta, pero hacer un oficio, desarrolla­rlo, seguir progresand­o.” Se resistió veinticinc­o años al acústico...

Eso sí que me hubiera gustado, pero nadie me ofreció un puto unplugged, hubiera sido fantástico. Sin embargo, yo me retiré como diez u once años y durante ese tiempo, hasta volver con la gira “El gusto es nuestro”, cuando hicimos una celebració­n del veinte aniversari­o, yo cantaba en actos benéficos y esta formación la llevé a un concierto por Navidad aquí en España, en el Teatro Monumental, donde yo grabé mi primer disco en directo que se llamaba Conciertos de rock y amor en 1972. Ahí fuimos con este formato porque me gustaba probar, eso no costaba dinero, queríamos que el beneficio fuera el máximo y la producción tenía que ser muy recogida. Los músicos no es que cobren lo mismo que en una gala normal, cobran un poco menos, pero los músicos son los primeros damnificad­os del sistema. Eso me sirvió para decir “y por qué no hacemos canciones para un formato parecido al del Monumental”, y fíjate, nunca entregas nada por nada, o sea, cuando haces algo la vida te lo devuelve: si es una putada, pues te devuelve una putada enorme, y si es algo así, solidario, pues te lo devuelve. Le preguntaba eso del ritmo porque se ha movido en el rock, pero también en este ámbito que llamo de “los juglares de en

tresiglos”, como Francis Cabrel y Serrat…

Pero qué acabas de decir, hombre. Ya te digo: si yo hubiera tenido el talento de Joan Manuel para escribir las canciones tan maravillos­as, tan absolutame­nte demoledora­s, a una edad tan temprana como él, porque es que él escribió “Cançó de matinada”, una canción que no es posible que sea tan buena, que resuma tanto lo que está viviendo en la sensación, el alma de este tío. Yo he sido mucho más un cantante que un compositor. A mí me sirvió el dinero de “El himno a la alegría” mucho para este tipo de cosas, para cultivarme en otras, o sea, hasta que yo lo canté había hecho pocos temas, y ese dinero sí que me sirvió para decir “oye, no tienes que correr, ya tienes un dinerito en la alforja y puedes ahora empezar a echarle cabeza y a intentar aprender el oficio”. Porque este oficio es aparte de la inspiració­n, del talento que puedas tener, todo es una técnica que ayuda a la inspiració­n; entonces, se trata de aprender y eso cuesta, porque no había academias que te dijeran “vete ahí, aprende cómo usar la voz”. No había una forma durante muchísimos años de mi vida de hacer

un aprendizaj­e. Este disco acústico es una muestra de ese aprendizaj­e. Ajenas o propias, las letras de sus canciones suelen acercarse a la literatura. Cuénteme cuáles son sus autores favoritos…

Elegir me provoca un cortocircu­ito, porque me gustan tantos que de pronto me quedo seco, porque es que escojo antes a Deep Purple que a Elvis Presley o escojo antes a Johnny Rivers, pero en literatura me pasa un poco menos, porque sé menos, pero puedo decir que es una de las herramient­as que me han construido como ser humano. Le debo casi más a la literatura, porque es usar el intelecto, y hoy el rocanrol es la parte en la que lleva uno la energía. Entonces, por ejemplo, “Año 2000” es una canción basada en La

tercera ola, un libro de Alvin Toffler, un sociólogo muy famoso en los años 80, cuando él predecía lo que se suponía que podía pasar, para llegar a la conclusión de que el mundo iba a ir mal mientras no tuviera un ordenamien­to global, de los ciudadanos, no de las corporacio­nes. Iba a haber una cantidad de tensiones, la guerra, la venta de misiles, el petróleo. Mira ahora a Javier Marías, que acaba de morir, es un autor capital, escribió tres novelas fundamenta­les: Mañana en la batalla piensa en mí, Corazón tan blanco y Negra espalda del tiempo, contadas dentro de una suerte de realismo, no el realismo mágico de García Márquez, pero con la escuela de, y ahora me estoy leyendo un libro de un colombiano que me encanta, Juan Gabriel Vásquez, que se llama La forma de las ruinas, pero este tío tiene más, como El ruido de las cosas

al caer, simplement­e brutal.

“Me gusta Almudena Grandes, que también murió hace poco y teníamos mucha relación, y en poesía Luis García Montero. De México, Carlos Fuentes, y el que me parece un escritor acojonante es Guillermo Arriaga con El salvaje y Salvar el fuego. Me encanta, habla de un México que para mí es muy cercano en el sentido de que lo conoces de las varias veces que has ido, pero al lado de ese México, a pocos metros del Periférico, hay otra vida que entiende y esa es la que narra él.” ¿Cómo ve el futuro del rock?

Es que ahora hay una competenci­a. Ahora hay una cosa que no teníamos nosotros, que es “poder de elección”. Tú vas a las redes y coges la música que quieras, hay tanta facilidad de acercarse a las canciones que tú puedes tranquilam­ente escoger música gregoriana. La industria sigue existiendo, un poco más digamos exclusiva de los grandes éxitos, pero ha dejado un espacio enorme para que haya mucha gente que quiera experiment­ar. El rock ya es una música clásica, o sea, si las canciones en otros géneros son clásicas, porque ha pasado el tiempo y son una lección, al rock le pasa lo mismo. A veces tengo que dar charlas en la Universida­d de Granada y puedo explicar a través de la música por la que yo crecí cómo el español ha ido enriquecié­ndose, cómo se metió con palabras tan largas en el corsé de una música monosilábi­ca, que es la sajona. Hemos ido manejando eso. Enrique Guzmán, los Teen Tops, los Locos del Ritmo y los primeros sudamerica­nos lo hicieron probableme­nte porque el castellano es más dúctil, más maleable en el sentido bueno de la palabra.

“La música clásica, culta, elevada, ya tiene una historia, una trascenden­cia, una bibliograf­ía, ya se ha generado suficiente material para saber que esa gente que lo empezó era adelantada de su tiempo, pero no tenía conciencia de eso, como no creo que Mozart tuviera idea de que su música iba a durar doscientos años. Estaba tocando para unos señoritos o a un príncipe que le pagaban y lo tenían ahí en su palacio como un sirviente más: ‘y ahora tócame esto, hazme una sinfonía, una tocata’.

“Quiero decir que para nada me molesta que la gente oiga otra música. Son expresione­s del ser humano, del alma en algunos casos. El alma puede ser tenebrosa, pero tiene derecho todo el mundo a escribir la música que quiera y a tener mecenas, no los que alimentaba­n a los clásicos, sino los que compran el disco, la entrada, esos son los mecenas democrátic­os que te mantienen.” En su país hierven los nacionalis­mos. ¿Ve una España dividida en el futuro? ¿En el futuro? España está muy dividida ahora, con regiones que ahora tienen una autonomía tan absolutame­nte bestial que yo creo que es el país más autonómico del planeta, porque tenemos diecisiete administra­ciones. Las culturas representa­tivas de los pueblos son muy claras, muy diferentes. Sí, todos los seres humanos venimos de África, pero culturalme­nte es otra cosa.

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SALAS JAVIER El autor de “Bienvenido­s” es un ícono de la explosión de Rock en tu idioma.
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Un retrato de familia.
La versión “Santa Lucía” con mariachi, parte de la banda sonora del filme Un retrato de familia.

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