Es cierto, pero decirlo ahora no viene al caso
Todo lo que dice Martino es cierto, pero decirlo ahora suena a un pretexto inaceptable
En lo que sí tiene toda la razón Gerardo Tata Martino es en lo de que hay otros varios responsables, no solo él, de que la Selección Mexicana de Futbol que dirige no dé los buenos resultados que todos quieren y esperan.
Lo dijo hace apenas unas horas, en la rueda de prensa posterior al partido que perdió nuestro representativo, contra Colombia, por 3-2 en el Levi’s Stadium, casa de los 49ers de San Francisco.
Si lo que todos esperan (directivos, expertos o analistas y aficionados) es que la Selección Nacional funcione de forma excelente y se vuelva no solo ganadora, sino favorita para ganar el Mundial, a partir de la única obra y acción del director técnico, es una verdadera estupidez.
Pero así pasa y así ha pasado antes. Se enfocan todas las ilusiones y luego todas las quejas y más adelante toda la amargura y frustración en el trabajo de una persona.
La Selección Mexicana de Futbol es producto de un buen número de condiciones. De entrada, no hay un proyecto deportivo que se sitúe por encima de un mero enfoque recaudador de ingresos. Pareciera que se quiere una selección para que juegue y juegue partidos amistosos, mientras más se puedan mejor, y en los Estados Unidos, para ganar dólares.
La Federación Mexicana de Futbol y la Liga Mx no son congruentes con la idea de generar talento nacional, el que es elegible de forma natural para un representativo nacional. La Liga está plagada de elementos extranjeros, son minoría los futbolistas mexicanos, sobre todo en posiciones de ataque.
Tampoco se tiene una real política exportadora, sobre todo al futbol europeo. Como lo recordó Martino. Un jugador mexicano es cotizado de forma muy alta, lo que representa en los hechos un obstáculo insalvable para los equipos europeos que se interesan en ellos.
Todo lo que dice Martino es cierto. Pero decirlo en estos momentos, aceptando la responsabilidad de dirigir a este equipo sabiendo de antemano esto, suena a un pretexto inaceptable.