Tocando vidas
Muy agradecido con Dios inicié esta semana al saber que mi segundo libro publicado, “Rendirse para triunfar: la Alegría de Vivir”, de pronto está tocando vidas sin que yo me dé cuenta directamente.
Son momentos como esos los que me hacen pensar que este esfuerzo de @laalegriadevivirenplenitud ha valido la pena desde que comenzó este proyecto, justo en Milenio Puebla, cuando me invitaron a colaborar con esta sección que ya está por cumplir 10 años y que suma mucho más de 500 entregas.
Este lunes llegué como cada día al gimnasio donde entreno y cuando me disponía a pasar el torniquete, me llama una de las funcionarias de relaciones públicas, solicitándome acercarme a recepción. Cuando llego al escritorio, su compañera, una joven que entrena muy fuerte y que siempre tiene un carácter muy amable, me mostró un ejemplar del libro y me preguntó si yo era el autor.
Ante mi sorpresa respondí: “sí soy yo, ¿cómo lo conseguiste”. Ella me comentó que otro usuario del gimnasio se lo había prestado porque siempre la ve leyendo y pensó que podría interesarle. Me pidió si pudiera yo dedicarlo y autografiarlo para el dueño, a lo cual accedí con gusto, a pesar de que no le conozco, con la gratitud de que se haya tomado la molestia de recomendarlo como lectura.
“¿Y qué te está pareciendo?”, pregunté a la joven lectora. “Muy interesante, ya casi lo termino”, contestó.
Si bien este incidente podría ser una caricia para el ego, en realidad fue motivo de gratitud y reconocimiento de que los proyectos de Dios son perfectos y fluyen mucho más allá de lo que cada uno podamos imaginar. Todo ha valido la pena.
Igualmente hace algunos meses me invitó a su podcast mi amiga y colega Maru Lozano Llamas, en una interesante charla en la que hablamos de adicciones y codependencia. Sobre el contenido del programa ella subió un reel sobre la familia de los adictos y sorprendentemente lleva poco más de 300 mil vistas, lo cual es una satisfacción para ambos.
Como suelo decir en mis conferencias o en mis redes sociales, nos damos por bien servidos con que una persona se lleve el mensaje de esperanza y de que es posible salir del infierno para llegar a la alegría de vivir, por lo cual ambas anécdotas que hoy cito nos llenan de gozo al saber que estamos tocando vidas y multiplicando buenas noticias.