Milenio Puebla

José Agustín

- RAFAEL PÉREZ GAY rafael.perezgay@milenio.com @RPerezGay Nos vemos el martes, pero en privado

N os habíamos citado en un restorán de la Plaza de San Jacinto: la Fonda San Ángel. Él era ya un escritor con una obra mayor en las letras mexicanas mientras yo hacía mis primeras armas en el periodismo literario. Una reunión de paz bautizada por varios whiskys, demasiados. El suplemento La Cultura en México dirigido por Monsiváis y del cual yo formaba parte le aventaba el caballo a cada nuevo libro de Agustín. Monsiváis intrigaba y algunos de los jóvenes del consejo de redacción seguían esa trama oscura. Monsiváis le armaba un juicio sumario a cada nueva entrega novelístic­a de Agustín.

Esa tarde hablamos largo de ese asunto y otros de la vida cultural que le había escatimado el éxito de sus libros y su talento narrativo. Recuerdo que me abrí de capa y le dije no sin admiración que había leído todos sus libros sin pausa. Lo dejé de noche en la estación de camiones de Taxqueña, él regresaba a Cuautla en condicione­s ingrávidas y yo graves, por decir lo menos, en mi regreso a la colonia Condesa.

Desde luego volví a verlo varias veces y en su casa de Cuautla nos contó a los invitados de su nueva novela: Dos horas de sol (1994), su regreso narrativo a Acapulco. No lo sé con certeza, pero pudo ser el año 1993.

Escribo esto mientras pienso en la

Sus novelas y sus cuentos han perdurado a través de los años

muerte de José Agustín. Podría decirse que a principios de la década de los setenta, un público joven y en rebeldía esperaba la llegada de un escritor y un libro. Ese escritor era José Agustín y el libro Se está haciendo tarde (Final en Laguna) (1973). Por si quedaban dudas, Agustín había logrado una novela y una estética, un estilo consumado y un ámbito personal en el que se iniciaron los lectores de toda una generación. Desde luego me cuento entre ellos.

Sus novelas y sus cuentos han perdurado a través de los años. Esa obra se convirtió en una referencia cultural. Menciono cuatro títulos: El rey se acerca a su templo (1976), Ciudades desiertas (1982), Cerca del fuego (1986), Luz interna (1989).

No creo exagerar si digo que Agustín le puso una puerta nueva a la casa literaria mexicana. Por ella entramos y salimos muchos lectores y escritores.

Se habla de las fallas del gobierno del presidente López Obrador y lo primero que se menciona es la insegurida­d; al día de ayer van 176 mil 887 personas asesinadas en su gestión, con una proyección de superar las 200 mil al terminar su sexenio.

A esto hay que agregar los 48 mil desapareci­dos que se niega a reconocer y por eso quiere modificar el censo, para desaparece­r a desapareci­dos de la lista oficial que no le gusta porque Calderón tuvo menos, 17 mil.

Pero hay que añadir el desastre de su política sanitaria que en la pandemia sumó más de 800 mil muertos, el tercer lugar mundial, y como referente apunto a Japón, que con una población similar arrojó 50 mil, lo que habla de una criminal atención.

Y a esto, sumar el caos por la ideologiza­ción de la educación, que serían los tres aspectos fundamenta­les de su fracaso.

Sin embargo, hay que añadir la crisis de la migración, en la que pasó al inicio de su gobierno de recibir con los brazos abiertos a todos con la regla de que donde comen dos comen tres, decía, a hacer de agente migratorio de Estados Unidos en territorio nacional, donde desplegó, dijo su amigou Donald Trump, 27 mil soldados para hacerle el trabajo en nuestro país, lo nunca visto y menos pensado en él, tan duro que era antes.

Debo apuntar que el tema migratorio no tiene solución, no la ha tenido en ninguna parte del mundo, pero el error fue el farol que se quiso marcar hablando de soluciones, antes al servicio de Trump, ahora de Joe Biden.

Con esa política de operar como Guardia Fronteriza de Estados Unidos en México, ha disparado la crisis a niveles fuera de control que heredará a su sucesora, sin que ninguna de las dos posibles haya ahondado en el tema y menos esbozado soluciones.

Y es que los migrantes no votan.

Pero ahí está la crisis, desbocada y creciendo.

RETALES

1. EBRARD. Apenas al mediodía hablaba con Mario Delgado del caso Marcelo Ebrard en el proyecto Sheinbaum y me decía que él decidiría cuándo hacerse presente, y que aparece en el cierre de precampaña de Claudia Sheinbaum en el Monumento a la Revolución. También regresó Adán Augusto López Hernández;

2. OFENSIVA. Para mí no hubo sorpresa alguna cuando López Obrador detalló ayer que en sus iniciativa­s de reformas del día 5 va por la desaparici­ón de todos los organismos autónomos porque, dijo, son poderes fácticos, lo que es falso por estar contemplad­os en la Constituci­ón, pero le estorban, yo sí sé por qué; y

3. ENVÍO. El Presidente me mandó ayer con la secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel Reyes, mil 600 cajas de pruebas en dos camiones de carga del apoyo de su gobierno a los damnificad­os de Acapulco. De lo que me enteré, y no sé por qué, es que Montiel Reyes lleva tres meses viviendo en Acapulco atendiendo el desastre, y lo han mantenido en secreto.

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