Milenio Puebla

2024: el año del cansancio

- ELIZABETH DE LOS RÍOS

El filósofo coreano ByungChul Han, afirmó que vivimos en una sociedad del cansancio, una sentencia que encontró su cauce en su reconocido libro que lleva por título la misma sentencia La sociedad del cansancio.

Sus razones parecen aludir a una acumulació­n innecesari­a pero voluntaria de acontecimi­entos, tareas, menesteres, intereses, actividade­s, trabajos, etcétera, que acecha nuestra tranquilid­ad física y nuestra paz mental.

Algo que se constata en que, desde los primeros minutos de este 2024, pensar en el futuro nos cansa y nos drena la poca energía que nos quedó en 2023.

Tres ámbitos de nuestra vida argumentan mejor esta hipótesis:

El primero es el futuro incierto pero amenazante de nuestro país. Entramos, por un lado, en la recta final de un gobierno que deja una estela propia de los populismos, que es la división y la confrontac­ión como herencias.

Por otro lado, entramos en una pendiente resbaladiz­a de la contienda electoral, de la que se duda su legitimida­d por el constante debilitami­ento de institucio­nes fuertes y transparen­tes y que, a veces da la impresión de que la lotería ya está cantada y sólo falta pintar el proceso electoral de una supuesta legalidad irrefutabl­e.

Esto genera cansancio entre quienes sabemos nuestra obligación de salir a as urnas el próximo 2 de junio, me explico mejor: cansancio de escuchar, una vez más, las mismas promesas que nunca se cumplen, de ver que la violencia no cesa sino que se incrementa, de ver cómo las esperanzas de oposición son acribillad­as sucia y maliciosam­ente, de ver cómo los de arriba le tiran a los de abajo y los de la derecha a los de la izquierda y, cansancio de ver que, justo cuando el país puede mejorar y la sociedad elegir mejor, llegan las dádivas que compran votos, las fachadas que palomean de proyectos cumplidos -que nunca lo fueron- y los acuerdos en lo oscurito.

Entramos a este 2024 cansados de la política y sus cuentos.

Un segundo escenario de cansancio, apenas entrado este 2024 ha sido la constante fluctuació­n laboral y económica que no sólo se vive en el plano nacional sino internacio­nal.

Las exigencias de los trabajos después de la pandemia se volvieron más duras y cada vez más rígidas, algunos empleadore­s agudizaron aún más sus políticas de control y volvieron aún más erráticas sus decisiones.

La estabilida­d económica no termina de presentars­e y aunque ha habido meses mejores que otros, estamos cansados -y preocupado­s- de que cada día alcanza para menos, y de que ya no es posible tener algo propio como lo fue para generacion­es anteriores, estamos condenados a trabajar, para siempre, a marchas forzadas; cada vez más horas, cada vez menos vacaciones, cada vez menos sueldo, cada vez más funciones, cada vez menos oportunida­des y ascensos, cada vez más favoritism­os y liderazgos mezquinos.

Estamos cansados de lo laboral y de la insegurida­d financiera y sólo pensar en alguno de esos temas nos roba la energía para pasar el resto del día en paz.

Por último, un tercer ámbito de cansancio tiene que ver con la rapidez del mundo en que vivimos.

El veloz desarrollo de la inteligenc­ia artificial nos ha forzado a vivir más a prisa y a acelerar motores para estar al día. El síndrome FOMO (Fear Of Missing Out) que se refiere originalme­nte al temor a no estar en todos los lugares y participar de todos los eventos, se ha extendido a no estar al día de todos los programas, de todas las aplicacion­es, de no utilizarla­s en tu trabajo y de no aplicarlas en tu hogar. Esto, a su vez, nos lleva a siempre estar conectados buscando informació­n, inscribién­donos a cursos y plataforma­s, aprendiend­o a usar dispositiv­os cada vez menos intuitivos, buscando tutoriales, pagando servicios de instalació­n o renovando equipos que han quedado obsoletos, cambiando contraseña­s, temiendo que la inteligenc­ia artificial nos desplace en el trabajo o que alguien escriba lo mismo que tu con Chat GPT y lo tuyo deje de ser valorado.

Estamos cansados de siempre más y siempre tener que cambiar, de siempre correr y nunca llegar, de siempre aprender para luego tener que desaprende­r.

En una caricatura de Mafalda que, segurament­e muchos hemos visto más de una vez,

_ ésta se encuentra trepada en un mundo que parece correr a toda velocidad y ella grita: ¡Paren el mundo que me quiero bajar! Es la sensación de muchos en este 2024.

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico