Los funerales del PRI, que alguna vez fue poderoso
Alguna vez hubo un PRI en Puebla que fue poderoso, que lograba arrasar en las elecciones, que se proponía llevarse el “carro completo”, que movía masas, que mantenía la mayoría en las legislaturas, que muy fácilmente tenía el control de los ayuntamientos, que imponía la agenda, que era garantía de triunfo y donde todos se peleaban por ser parte de su hegemonía.
Con el paso de los años y concentrando mucho poder, fue el PRI que compraba conciencias, que pisoteaba los derechos humanos; fue el partido que se corrompió, que abusó, que fustigó, que se apoderó de las instituciones y que aniquiló a quienes se atrevían a ser contrapeso.
A nivel nacional y ante el cansancio de sus abusos y malos resultados, el PRI perdió el poder en el 2000 y vino la alternancia, entregándole el poder al PAN, pero el pueblo de México le dio una segunda oportunidad en el 2012 y recuperó el poder
Pero ya en las elecciones del 2018 (un sexenio después), el PRI comenzó a cavar su propia tumba cuando llegó al poder Andrés Manuel López Obrador a través de Morena.
En Puebla, la alternancia vino en el 2010, cuando se descubrió la parte oscura de Mario Marín. El morenovallismo lo mantuvo vivo pero con el fin de utilizarlo a conveniencia.
Tan solo ocho años después, en 2018, comenzó la hecatombe.
Fue el partido que se corrompió, abusó, y fustigó a contrapesos
MORED/HOMENAJE
Hoy el priismo poblano está enfermo en fase terminal, no hay nada que hacer por él, esta desahuciado.
Sus liderazgos, a nivel nacional con Alejandro “Alito” Moreno y en lo estatal con Néstor Camarillo provocaron la mayor fuga de priistas de que se tenga memoria.
“Ya ni estaban”, “que bueno que se fueron”, son solo argumentos desesperados por justificar que fracasaron como dirigentes.
Hoy el PRI es un apéndice del panismo, es un partido satélite que mide fuerzas con el PRD para ver quien es el segundón de la derecha.
Hoy el PRI es garantía de nada, es sinónimo de fracaso, es como un enfermo de lepra al que nadie se le quiere acercar.
La bancada del PRI en el congreso, por primera vez en la historia se conforma solo por un integrante. Los pocos que quedaban acaban de saltar del barco, un barco en llamas.
Nada queda, solo cenizas.