Milenio Puebla

Los funerales del PRI, que alguna vez fue poderoso

- ALBERTO RUEDA @AlbertoRue­daE

Alguna vez hubo un PRI en Puebla que fue poderoso, que lograba arrasar en las elecciones, que se proponía llevarse el “carro completo”, que movía masas, que mantenía la mayoría en las legislatur­as, que muy fácilmente tenía el control de los ayuntamien­tos, que imponía la agenda, que era garantía de triunfo y donde todos se peleaban por ser parte de su hegemonía.

Con el paso de los años y concentran­do mucho poder, fue el PRI que compraba conciencia­s, que pisoteaba los derechos humanos; fue el partido que se corrompió, que abusó, que fustigó, que se apoderó de las institucio­nes y que aniquiló a quienes se atrevían a ser contrapeso.

A nivel nacional y ante el cansancio de sus abusos y malos resultados, el PRI perdió el poder en el 2000 y vino la alternanci­a, entregándo­le el poder al PAN, pero el pueblo de México le dio una segunda oportunida­d en el 2012 y recuperó el poder

Pero ya en las elecciones del 2018 (un sexenio después), el PRI comenzó a cavar su propia tumba cuando llegó al poder Andrés Manuel López Obrador a través de Morena.

En Puebla, la alternanci­a vino en el 2010, cuando se descubrió la parte oscura de Mario Marín. El morenovall­ismo lo mantuvo vivo pero con el fin de utilizarlo a convenienc­ia.

Tan solo ocho años después, en 2018, comenzó la hecatombe.

Fue el partido que se corrompió, abusó, y fustigó a contrapeso­s

MORED/HOMENAJE

Hoy el priismo poblano está enfermo en fase terminal, no hay nada que hacer por él, esta desahuciad­o.

Sus liderazgos, a nivel nacional con Alejandro “Alito” Moreno y en lo estatal con Néstor Camarillo provocaron la mayor fuga de priistas de que se tenga memoria.

“Ya ni estaban”, “que bueno que se fueron”, son solo argumentos desesperad­os por justificar que fracasaron como dirigentes.

Hoy el PRI es un apéndice del panismo, es un partido satélite que mide fuerzas con el PRD para ver quien es el segundón de la derecha.

Hoy el PRI es garantía de nada, es sinónimo de fracaso, es como un enfermo de lepra al que nadie se le quiere acercar.

La bancada del PRI en el congreso, por primera vez en la historia se conforma solo por un integrante. Los pocos que quedaban acaban de saltar del barco, un barco en llamas.

Nada queda, solo cenizas.

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