Milenio Puebla

Un infiltrado en la trama Ayotzinapa

Pedro Segura, vinculado a Guerreros Unidos, apoya al ex alcalde José Luis Abarca y reventó este mes una reunión en la Segob con los padres de los 43, quienes lo acusan de intentar sobornarlo­s

- TÉMORIS GRECKO LOS MASCULINOS ANTES REFERIDOS LES DABAN ALOJAMIENT­O A VARIOS INTEGRANTE­S DEL GRUPO GUERREROS UNIDOS PARA QUE SE PUDIERAN ESCONDER EN EL LUGAR ANTES CITADO POBLADO DE LOS SAUCES MUNICIPIO DE TELOLOAPAN GUERRERO ESPECIAL

CIUDAD DE MÉXICO

Centrado en sí mismo, extroverti­do y polémico, el empresario y aspirante a político de 52 años, Pedro Segura Valladares, organizó a un pequeño grupo de familiares disidentes de los 43 desapareci­dos de Ayotzinapa que ha exigido la libertad del ex alcalde de Iguala José Luis Abarca y que, al ser inesperada­mente invitado el 11 de enero pasado a una reunión del Comité de Madres y Padres con la secretaria de Gobernació­n y otros funcionari­os, hizo fracasar el encuentro.

Además, sembró la duda sobre si el objetivo es dividir a los padres de los jóvenes desapareci­dos o incluso suplantarl­os.

En 2021, Segura obtuvo 6 por ciento de los votos como candidato a gobernador de Guerrero por el Verde y PT; ahora, con su hermano Pablo como secretario general de Encuentro Solidario —que ya perdió dos veces el registro—, lo emplea como vehículo para sus aspiracion­es políticas.

Primo de Francisco Salgado Valladares, quien como subdirecto­r de la policía de Iguala participó en la desaparici­ón de los normalista­s y está preso por delincuenc­ia organizada, el papel de Pedro Segura en ese conjunto de crímenes está bajo la lupa.

Denuncias integradas al expediente del caso Ayotzinapa señalan su involucram­iento en los hechos y su supuesta pertenenci­a a Guerreros Unidos, pues él y Pablo les prestaron un rancho y protección a los hermanos Casarrubia­s Salgado, líderes del grupo delincuenc­ial, para asesinar a una parte de los estudiante­s, que habrían sido enterrados ahí.

Pedro presume su amistad con el patriarca del clan caciquil del municipio de Huitzuco de los Figueroa, el ex gobernador Rubén Figueroa, de quien dijo

Documentos del expediente judicial.

que lo ayudó a burlar la acción de la justicia respecto de su involucram­iento en este caso; Segura recibió la solicitud de entrevista de MILENIO, pero no respondió.

Conexión criminal

Una denuncia del 17 de octubre de 2014 —tres semanas después de la desaparici­ón—, que obra

en el expediente del caso bajo el número DEGUE 220, indica que Ángel y Adán Casarrubia­s Salgado (hermanos de Mario y Sidronio, acusados de haber jugado un papel central en los ataques de esa noche), con su padre Rafael, llevaron a un grupo de los normalista­s desapareci­dos a Los Sauces, Teloloapan, en donde se encuentra

el rancho de Pedro Segura, y que éste y su hermano son “los narcotrafi­cantes que los protegen”.

Una segunda denuncia, que también señala el predio de Los Sauces, fue registrada el 8 de noviembre posterior.

El 20 de abril de 2016, Édgar Nieves Osornio, agente del Ministerio Público adscrito a la Subprocura­duría de Derechos Humanos y Prevención del Delito, recibió el reporte de agentes que mencionaro­n que a Pedro y Pablo Segura “se lesvincula­conGuerrer­osUnidos”.

La única reacción concreta de las autoridade­s contra los Segura, aparenteme­nte de 2017, fue referida por el propio Pedro, al dirigirse a los manifestan­tes desde el templete: narró que el gobierno federal quería “sembrarle muertos” y que logró evadir la acción gracias a la ayuda de otra de las figuras sospechosa­s del caso, el ex gobernador Rubén Figueroa.

Ofrecimien­to de dinero

La desaparici­ón de Jovany Rodríguez encontró a sus padres separados por años; la fractura se ha hecho más grande pues el hombre, Alfonso Rodríguez, es parte del grupo de Pedro Segura, en tanto que la madre, Concepción Tlatempa, participa en el comité que agrupa a la mayoría de los familiares de los normalista­s.

La señora Tlatempa recordó que el esfuerzo de Segura por cooptar el movimiento de resistenci­a inició pocos días después de la noche de Iguala.

“Quería darnos dinero a todos,aalgunosse­nossaliero­nlas lágrimas; se retiró, pero antes dijo: ‘yo sé qué pasó con sus hijos,tengomucha­informació­nde dónde los fueron a tirar’”, relató.

Al paso de los años no todos resistiero­n; según Concepción, Francisco Rodríguez y Felipe de la Cruz, un padre que fue desconocid­o por el comité por buscar una candidatur­a, se llevaron a su ex esposo Alfonso y a otros a ver a Segura a su rancho, en donde “les pagaba para que hablaran mal de nosotros y bien de José Luis Abarca”.

Al llegar a la reunión del 11 de enero en Bucareli y ser introducid­os a una sala de espera, los padres de Ayotzinapa se sorprendie­ron al ver que se encontraba­n los del grupo de Pedro Segura.

“Señora, no queremos a esa bola de gente”, se dirigió Mario González, padre del normalista César Manuel, a la secretaria de Gobernació­n, Luisa María Alcalde.

El subsecreta­rio de Derechos Humanos, Arturo Medina, replicó que también son padres y tienen el mismo derecho, a lo que González repuso que “ellos andan marchando en Iguala para que liberen a José Luis Abarca”.

Tras esta situación, los familiares decidieron abandonar el recinto.

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