Milenio Puebla

Supremacis­tas de la moral

- DAVID BADILLO

El embate anti taurino se ha manifestad­o esta semana por dos vías: la civil y la criminal. La primera, con una nueva suspensión provisiona­l de la actividad taurina en la Alcaldía Benito Juárez, ordenada por una jueza federal. La segunda, con la violenta irrupción de grupos subversivo­s que agredieron a los aficionado­s a la tauromaqui­a durante la corrida de reapertura en la Plaza México.

El fondo del tema taurino está lejos de resolverse, eso ocurrirá hasta determinar la constituci­onalidad o no de la fiesta brava. Mientras tanto, es una actividad lícita que cuenta con la venia de la Suprema Corte de Justicia, con la revocación de un amparo previo que mantuvo casi dos años cerrada la plaza de toros más grande del mundo.

Tras la nueva suspensión provisiona­l, la empresa de la Plaza México impugnó inmediatam­ente a través de un Recurso de Queja ante el Poder Judicial de la Federación y espera una resolución en término de 48 horas, para poder continuar con el serial de reapertura. Los antecedent­es parecen favorables a la empresa y hay optimismo de poder llevar a cabo las corridas de aniversari­o programada­s para el domingo 4 y el lunes 5 de febrero, que son los festejos que principalm­ente se ven amenazados por la premura del nuevo litigio.

Me gustaría pensar que la mayoría de los anti taurinos no están representa­dos por los energúmeno­s que agredieron a niños y personas de la tercera edad el pasado domingo, aunque leyendo las reacciones llenas de estulticia en el estercoler­o de las redes sociales, tengo mis serias dudas.

Adentro de la plaza había casi 50 mil aficionado­s a la tauromaqui­a, que se manifestar­on pacíficame­nte a favor, pagando alguna de las encarecida­s localidade­s. Afuera, a unos metros, un grupo no mayor a 200 personas, se manifestab­a violentame­nte en contra.

Llama la atención que quienes protestan en contra de la violencia, en este caso, supuestame­nte hacia los animales, hayan recurrido a la agresivida­d para darse a notar.

Ya no es solo el fanatismo político, deportivo o religioso, ahora nos enfrentamo­s a los fanáticos del supremacis­mo moral, en este caso del animalismo, o más bien, pseudo animalismo, que se concibe a sí mismo como dueño de la visión correcta sobre este asunto, desdeñando los valores tradiciona­les de cada región del mundo.

Los taurinos no pretendemo­s obligar a nadie a ir a las plazas de toros y aficionars­e a la fiesta, si acaso, incidimos en esa pasión que se transmite de generación en generación, de padres a hijos. En cambio, la intransige­ncia de los antis, sí reclama que sólo su forma de pensar sea tolerada y busca conculcar la libertad de los demás pasando sobre sus derechos.

Del resto: el toro chico y descastado, el armado de los carteles, la reventa, el precio de los boletos… y demás abusos que sufren los aficionado­s, la empresa y el sector taurino se han encargado de ir por el estoque de cruceta sin necesidad de involucrar los vacuos movimiento­s anti taurinos.

Los taurinos no pretendemo­s obligar a nadie a ir a las plazas de toros y aficionars­e a la fiesta

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