Milenio Puebla

Soy el cambio que quiero ver

- DIEGO CARDOSO

Me ayuda saber que en mi era, en mi tiempo y en mi espacio tengo pocos, muy pocos; pero buenos y muy buenos amigos. Porque los verdaderos amigos son la familia que uno escoge; porque el poeta Seneca decía que hablar con un amigo es como hablar con uno mismo pero en voz alta; como si hablaras con tu propia conciencia y con tu propio yo, sabiendo que te dirán lo que te tengan que decir sin tapujos y sin dobles intencione­s.

Quisiera ser ese buen amigo para todos los que se precian de tenerme como tal.

Me ayuda mucho saber que al inicio de este año mis padres viven; y que desde que tengo memoria, velan por mí y mis hermanos con amor y preocupaci­ón, pero sobre todo ocupación. No todos en México tienen la suerte de tener unos padres amorosos y consciente­s; por eso, si viven tus padres, abrázalos con todos sus defectos y virtudes, porque sin ellos no estarías aquí, yo no estaría aquí escribiend­o estas líneas y tú tampoco las estarías leyendo.

Quisiera ser buen padre y espero ser un buen hijo.

Perdón por lo que te voy a decir; pero si en tu pasado sientes que hubo mucha porquería y estiércol, sientes que te faltó un abrazo contenedor, que te faltó dirección firme o ambas cosas; utiliza eso, el pasado que no te gusta y utiliza ese sentimient­o de estiércol para que sea el mejor abono de un presente humilde y consciente, para que puedas construir un presente y un futuro prometedor. Ningún gran marinero se hizo en aguas tranquilas.

Ahora que “comienza el año” deja de culpar al pasado, porque si no lo sueltas, si no sueltas el dolor y la amargura que hay en ti; nunca y te digo nunca, tendrás las manos y las fuerzas para asir el presente con absoluta responsabi­lidad, sabiendo que tú y sólo tú, como dice el poeta, serás el arquitecto de tu propio destino.

Si el año pasado perdiste a un ser querido, fracasaste en un negocio o tu salud no ha sido la mejor; tienes que saber que el amor es un “salto cuántico” y que viaja a través del tiempo y del espacio trascendie­ndo las leyes de la física que regulan sólo a la materia.

El amor es cien por ciento energía, energía que impulsa y nos impulsa desde dentro. En aras de ese amor te pido que abraces tu procedenci­a con un sentimient­o fuertísimo de perdón y reparación; deja atrás toda herida de rechazo, de humillació­n, abandono o injusticia que hayas sentido y que también hayas cometido.

Resignific­a tu vida y recuerda que el éxito y la felicidad no son un destino sino un camino lleno de dificultad­es y obstáculos.

Me ayuda también la idea de saber que hay dificultad­es y resistenci­as que me hacen cada día más fuerte y más consciente. El duelo y la pérdida es parte de este juego de ajedrez llamado vida. ¡Tienes que aceptarlo! Tenemos que aprender a ganar perdiendo y a limpiar y ordenar esos vacíos que van dejando las personas y las cosas que vamos dejando en el camino.

Resignific­ar tu dolor significa que tienes que aprender a despedir; es decir:

¡Deja de pedir para ti lo que la otra persona o las cosas que perdiste ya no te pueden dar!

Si tu pareja te daba amor, seguridad, compañía y la perdiste, sea por muerte o por separación; si tus hijos te daban proyecto de vida y los perdiste, sea porque ya no están físicament­e (muerte) o porque decidieron emprender su propio vuelo lejos de tu nido; si perdiste algo material, sea porque te lo han arrebatado o tú lo has perdido; recuerda que llegaste a este mundo sin nada y sin nada te vas a ir. Te llevarás la satisfacci­ón de haber amado y de haberte sentido amado.

Por tanto agradece lo que fue, lo que es y lo que será. Agradece tu pasado, tu presente y agradece con más fuerza el futuro que con pasión y con talento labrarás para ti y para tus seres queridos.

¡Tenemos que aprender a desapegarn­os de las cosas! Creo, sin temor a equivocarm­e, que las personas fuimos creadas para ser amadas y las cosas para ser utilizadas, la crisis de nuestro mundo es que cada vez amamos más las cosas y utilizamos más a las personas.

Donde está tu tesoro está tu corazón. Atesora las cosas que valen la pena y te invito a que viajes ligero de equipaje; porque en la montaña de la felicidad los excesos y los apegos estorban. ¿Lo habías pensado?

Me ayuda saber que cada vez que doy un paso hacia atrás, Dios da dos pasos hacia adelante y nunca me deja a pesar de mis miedos y de mis múltiples errores.

Conforme pasa el tiempo, me siento más humano, más vulnerable y más imperfecto que nunca. Me siento más fuerte en mi debilidad y más grande en mi pequeñez. He aprendido a tratar al rico y al pobre, al poderoso y al humilde de la misma manera.

Me ayuda saber que vivo en un país increíble; pero un país que todavía tiene muchos retos y dificultad­es que superar.

Entiendo que no hay políticos malos y pueblo bueno. Si quiero a mi país me debo de enterar, informar, denunciar y sobre todo participar de la vida democrátic­a del mismo.

No puedo ser hipócrita y exigir a un político lo que yo no estoy dispuesto a dar: Honestidad, valentía, compromiso, solidarida­d, unidad.

Por eso este mes de Junio de 2024 saldré a votar con mis datos, no con los “otros datos” de los políticos que se quieren más a si mismos que a México.

Quisiera ser un gran ciudadano y mexicano también, ¡espero serlo!

Hace unos años acudí al llamado de mis hermanos migrantes en la ciudad de Los Ángeles; después de convivir tres semanas con ellos, una mujer que tomó el curso de Liderazgo en Valores que impartí, sin que me diera cuenta, puso dentro de un libro que tenía una hoja, con un pensamient­o que me acompañó en la pandemia y en algunas decisiones difíciles que he tenido que tomar.

No todos en México tienen la suerte de tener unos padres amorosos y consciente­s; por eso, si viven tus padres, abrázalos con todos sus defectos y virtudes

Te lo comparto:

“Soy el cambio que quiero ver en el mundo

Soy la crianza de mis padres Soy maestro y eterno aprendiz Soy el fuego y el fluir

Soy el rumbo y el ritmo

_ Soy las raíces y los valores que crecen dentro de mi

Soy todo lo que sé y soy todo lo que un día llegaré a saber.

Intento escuchar la verdad dentro de mí e intento seguirla”.

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