¿La verdad importa?
La semana pasada Angelita Meraz León fue asesinada en Tecate, Baja California. Lideraba un grupo de mujeres buscadoras. Mujeres de su mismo grupo denunciaron que había recibido amenazas por su actividad. Que, ante las amenazas, había solicitado protección a la fiscalía local, la que le fue negada. Denunciaron también que se pretendía desviar la atención de los culpables, señalando que se trataba de un feminicidio: había asesinada por su expareja. Angelita buscaba a su hermano.
Estaba escuchando estas declaraciones por parte de otra buscadora, amiga de Angelita, en una entrevista radiofónica con Pascal Beltrán del Río. Repentinamente, el conductor interrumpió la entrevista para darle la voz al presidente de la República: estaba hablando del caso.
Las declaraciones presidenciales contrastaban con las de la entrevistada. Para López Obrador, la víctima contaba con protección del gobierno de Baja California.
Señaló también que el culpable ya había sido identificado, y que no tenía nada que ver con la actividad (de buscadora) de Angelita. Otro contraste, menor: que la asesinada buscaba a su hermana.
Es evidente que alguna de estas dos declaraciones falta a la verdad. Algo que duele, tratándose de un caso tan delicado. No tengo elementos para saber cuál es veraz. Pero la declaración presidencial parece apresurada. Lejano a los hechos, solo con informaciones indirectas, puede estar equivocado. Con mayor probabilidad que quienes convivían cotidianamente con la víctima.
Un tema clásico en política: qué tan capaz es el gobernante de ver y oír lo que realmente sucede en su entorno de gobierno. Un caso lo narra Gonzalo Martínez Corbalá: después del asalto al Cuartel de Madera en Chihuahua, el 23 de septiembre de 1965, el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz solicitó al expresidente Lázaro Cárdenas que fuera a ese estado a investigar qué había pasado. Díaz Ordaz tenía tres informes: el del Ejército, el del gobernador y el de Procuraduría: ninguno coincidía. Dos de ellos, o tres, mentían.
La pregunta de siempre ¿cómo se informaelpresidente?¿Quétanverazessu acceso a la realidad? ¿Qué tanto está “secuestrado”porquienesloinforman?_
Qué tan capaz es un gobernante de ver y
oír lo que sucede