Fuera máscaras
Cada febrero por estas fechas, en las que celebro un año más de sobriedad, suelo compartir en mis redes sociales y en mis espacios, algo relacionado a la historia de Tommy, que este 2024 llega a 26 años libre de alcohol y en el que el libro del que es protagonista, recién cumplió su primer sexenio de publicado.
De hecho, aprovecho para invitarles a que mañana miércoles nos acompañen en la transmisión en vivo que realizaremos desde nuestra cuenta de Instagram @laalegriadevivirenplenitud y en la que charlaremos sobre los primeros 26 años de sobriedad de Tommy.
También abordaremos la gratitud por los seis años de publicación de “La Alegría de Vivir: un viaje de las tinieblas a la luz”.
Algunos mensajes que he estado escuchando y que han estado resonando en mi cabeza tienen que ver con la falsa identidad que muchos alcohólicos utilizan durante su actividad como bebedores, tratando de aparentar lo que no son o de esconder sus emociones y debilidades.
Quizás por ello una de las frases más poderosas que les aprendí a los Alcohólicos Anónimos es aquella que dice: “fuera máscaras, ya dinos quién eres, nosotros ya lo sabemos, pero sólo necesitamos que tú nos lo digas”.
Dentro de algunas características comunes de alcohólicos y adictos, sin que llegue a ser generalizado, están la baja autoestima, la inseguridad, poca capacidad para expresar las emociones propias, necesidad de aprobación, dificultad para socializar e insatisfacción intermitente con la vida.
Ante estas variables, el adicto elige usar máscaras de todo tipo, incluyendo la bebida o la sustancia de preferencia, para lograr el valor de intentar “encajar”.
El adicto elige la bebida para tener el valor de “encajar”
Esta máscara suele acompañarle aún en los inicios de su recuperación, si es que alguna vez decide tratarse, usándola ahora para victimizarse y culpar a todo y a todos de su vida ingobernable.
Quitarse la máscara duele a veces, pero duele más cuando se va impregnando
_ en la piel, oxidándose y siendo cada vez más difícil de retirar, por lo que se sugiere dejar de temer y trabajar para encontrar la identidad auténtica, con defectos y virtudes. Es un buen inicio de sanar y de recuperarse.