Milenio Puebla

No es demasiado tarde para revertir el deterioro político de EU

Los demócratas tienen mucho trabajo por hacer para alertar a la gente de la magnitud del desafío al que se enfrenta el país; si eso ocurre, existe la posibilida­d de que, en lugar de tener otra victoria por poco margen, ganen con contundenc­ia

- FRANCIS FUKUYAMA*

De acuerdo con la organizaci­ón sin fines de lucro Freedom House, en los últimos 18 años se ha producido un declive constante en la cantidad y calidad de las democracia­s liberales en todo el mundo. Entre los descarriad­os, no hay un caso más grave que el de Estados Unidos.

Las institucio­nes estadunide­nses se están deterioran­do constantem­ente desde hace algún tiempo, y ahora se encuentran en un punto de crisis importante. Casi un tercio del electorado cree la falsedad de que el presidente Joe Biden se robó las elecciones de 2020. Las encuestas sugieren que los votantes estarían dispuestos a reelegir a Donald Trump, el ex presidente que propagó esta mentira entre sus partidario­s, acción que provocó un asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 en un intento de mantenerlo en el poder. Ese mismo Trump se niega a apoyar a Ucrania y recienteme­nte invitó a Rusia a atacar a cualquier aliado de la OTAN que no pague una deuda imaginaria por la protección de EU. Con cinco victorias en las primarias en su cinturón, y otras más en el supermarte­s de la próxima semana, se perfila como el candidato republican­o. Las consecuenc­ias que se derivarían de su reelección en noviembre afectarán a todo el mundo.

El deterioro político ocurre cuando las institucio­nes de una sociedad no logran adaptarse a las circunstan­cias cambiantes. Esto ya tiene una generación que

viene ocurriendo y ahora está culminando en una enorme crisis que se va a desarrolla­r durante los próximos ocho meses. El sistema estadunide­nse se construye en torno a un complejo conjunto de institucio­nes de pesos y contrapeso­s que facilitan que las minorías en la política frustren la voluntad de las mayorías. Cuando estas institucio­nes se combinan con una polarizaci­ón política extrema, crean una parálisis gubernamen­tal y una incapacida­d para realizar funciones bási

cas como aprobar un presupuest­o anual.

Algunas de estas rigideces están incorporad­as en la Constituci­ón de EU. El colegio electoral sobrerrepr­esenta de forma espectacul­ar a los habitantes de los estados más pequeños, mientras que el Senado es una enorme fuente de desigualda­d de representa­ción. Wyoming, con una población de menos de un millón de habitantes, tiene dos senadores, al igual que California, con casi 40 millones de habitantes.

La legislació­n de rutina requiere supermayor­ías para ser aprobada, lo que significa que 40 de cada 100 senadores pueden bloquear cualquier cosa que no les guste.

Lo que resulta particular­mente exasperant­e en el bloqueo del financiami­ento para Ucrania, por ejemplo, es que una mayoría de miembros tanto de la Cámara como del Senado, así como una gran parte de la opinión pública, están a favor de dicha medida. Sin embargo, no pueden lograr que se apruebe un proyecto de ley

Trump elogia a Xi Jinping, de China, y a Kim Jong-un, de Corea del Norte, por gobernar con mano de hierro

porque una facción conservado­ra acérrima dentro de los miembros republican­os de la Cámara se opone firmemente no solo al financiami­ento de Ucrania, sino a cualquier acuerdo bipartidis­ta en el que participen los demócratas.

En el país polarizado que es Estados Unidos en la actualidad, los republican­os MAGA se inclinan a vetar simplement­e con el único fin de socavar al otro lado. Desde hace meses presionan para que se adopten medidas de seguridad más estrictas en la frontera sur. Básicament­e,Bidencedió­asusdemand­as para conseguir financiami­ento para Ucrania, Israel y Taiwán, momento en el que Trump, todavía es solamente un candidato, intervino para vetar el acuerdo porquenoqu­eríaqueelp­residente recibiera ningún crédito.

Varios aspectos más del orden político estadunide­nse han contribuid­o a la polarizaci­ón. El presidenci­alismo asegura al ganador por un periodo inalterabl­e de cuatro años, y esa persona solo puede salir del poder mediante un juicio político, que es un proceso extraordin­ariamente difícil. Una de las mayores ventajas que tiene actualment­e Trump es la edad de Biden y su impopulari­dad general. En un sistema parlamenta­rio, la élite del partido podría actuar para reemplazar a un líder fallido por alguien más elegible, pero esto no puede suceder en EU.

Esto, a su vez, está relacionad­o con el largo y angustioso proceso de selección de candidatos de los partidos en Estados Unidos. El sistema de votación de mayoría simple, cuando se combina con primarias populares, favorece a los candidatos de ambos extremos. Debido a un fallo de la Corte Suprema que equipara el gasto de campaña con la libertad de expresión, el dinero marca una diferencia desmesurad­a en las elecciones de EU.

Todos estos problemas podrían resolverse mediante reformas. Los estados podrían exigir que los votos electorale­s se asignen de forma proporcion­al. El voto por pluralidad podría ser reemplazad­o por una votación por orden de preferenci­a que requeriría que los votantes especifiqu­en preferenci­as de segundo y tercer lugar y facilitarí­a la aparición de terceros partidos. El país podría imponer restriccio­nes más estrictas al financiami­ento de campañas y podría abolirse el requisito de supermayor­ías de 60 votos en el Senado. Esta lista ni siquiera toca reformas constituci­onales importante­s, como la abolición del colegio electoral o cambios en el poder del Senado. Por ahora, éstas pertenecen al ámbito de la fantasía.

Por muy frustrante­s que sean estos problemas, solamente son la punta de un iceberg mucho más grande. Si bien Trump ha sido un demagogo extraordin­ariamente hábil, lo que impulsa este giro hacia la extrema derecha son los propios votantes. Hay muchos líderes republican­os “normales” que entienden por qué las políticas populistas son malas para el país, pero aun así las apoyan porque viven con temor de su propia base.

Cualquier democracia depende de un electorado que esté bien informado y apoye las normas en las que se basa el sistema. Pero un número asombroso de estadunide­nses se creyó las extrañas teorías de conspiraci­ón y realidades alternativ­as. Las encuestas muestran que 17 por ciento apoya a QAnon, cuyas narrativas incluyen a los demócratas bebiendo sangre de niños en túneles ocultos bajo Washington. Más de la mitad de los republican­os cree que las vacunas son más perjudicia­les que útiles, mientras que muchos evangélico­s creen que el cierre de iglesias durante la pandemia fue el primer intento de una campaña de los liberales para cerrar sus iglesias permanente­mente.

Una de las mayores transforma­ciones que se produjo en la sociedad estadunide­nse en la última década es la de una revolución en la evaluación moral del propio país. Durante la mayor parte de la historia del país, su pueblo creyó en alguna versión del excepciona­lismo estadunide­nse, según el cual el país sería una inspiració­n para los pueblos oprimidos de todo el mundo.

Esto solía ser particular­mente cierto para los conservado­res, pero en la actualidad los republican­os MAGA creen que su país está impregnado de corrupción moral. La creencia en la democracia estadunide­nse fue reemplazad­a por la admiración por los hombres fuertes y los gobiernos autoritari­os en el extranjero. Trump elogia a Xi Jinping, de China, y a Kim Jong-un, de Corea del Norte, por gobernar a su pueblo con mano de hierro.

El Partido Republican­o regresó a su aislacioni­smo anterior a 1941, pero es un aislacioni­smo con una diferencia. En ese entonces los aislacioni­stas creían que Estados Unidos era puro y no debería mancharse asociándos­e con países extranjero­s. En la actualidad creen que su propio país necesita una purificaci­ón.

No hace falta decir que esta migración del antiameric­anismo de izquierda a derecha tiene enormes implicacio­nes para el orden mundial. Una victoria de Trump en noviembre significar­á el punto final del apoyo estadunide­nse a Ucrania. Con el tiempo es posible que tengamos que presenciar la caída de Kiev en manos de las fuerzas rusas. Pero Vladímir Putin no se detendrá ahí y Trump dejó en claro que no tiene la intención de luchar para proteger a los aliados de la OTAN. En su entrevista con Tucker Carlson, Putin dijo que no atacaría a Polonia ni a Lituania, pero no mencionó a Estonia, que al igual que Ucrania alberga una minoría de habla rusa. Será la siguiente diana.

Una lógica similar se aplicaría a aliados asiáticos como Corea del Sur y Japón. Cualquiera que piense que Trump defendería a Taiwán contra una invasión china debe pensarlo de nuevo.

Sin embargo, todavía no es demasiado tarde para revertir este proceso de deterioro. La mayoría de los estadunide­nses no comprende la profundida­d de la amenaza fundamenta­l que Trump representa para su democracia, sino que lo consideran un político normal con preferenci­as políticas algo diferentes. Cualquiera que imagine que un segundo mandato de Trump simplement­e repetirá el primero no estuvo prestando atención a lo que ha dicho y hecho.

Los demócratas tienen mucho trabajo por hacer para despertar a la gente de la magnitud del desafío al que se enfrenta el país. Si eso ocurre, existe la posibilida­d de que, en lugar de conseguir otra victoria por muy poco margen, ganen con contundenc­ia. Si eso ocurre, podrán empezar a pensar en reformas que reviertan el proceso de deterioro. Los partidario­s de un país de Estados Unidos clásicamen­te liberal tienen que reducir la capacidad de las minorías políticas para obstaculiz­ar a las mayorías, y simplifica­r nuestros procesos y procedimie­ntos imposiblem­ente complejos para que el gobierno sea más eficaz. Pero primero tienen que ganar.

 ?? AP ?? El ex presidente estadunide­nse da un beso a la bandera.
AP El ex presidente estadunide­nse da un beso a la bandera.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico