Milenio Puebla

Cuidar es también resistir

Las mujeres mayores de 60 años que requieren atención sobre sus medicament­os o visitas a consultas médicas reflejan un mayor porcentaje que los hombres

- ELIZABETH DE LOS RIOS URIARTE Profesora e Investigad­ora de la Universida­d Anáhuac

Por tradición y costumbre, la tarea de cuidar se les ha asignado a las mujeres, más en países como México y muchos otros latinoamer­icanos donde los mandatos transgener­acionales cobran mayor fuerza y obligatori­edad.

Sin embargo, lejos de ejercer una rebelión en contra de estas tradicione­s, que busque la sacudidade­estosimper­ativosnotr­abajados, una mirada más compasiva a la ética del cuidado brinda la posibilida­d de concebir el cuidado como una forma de resistenci­a en contradela­invisibili­daddelasmu­jeresenla vida familiar, social, económica, laboral y hasta política.

En México, como en el resto del mundo se contabiliz­aban los cuidados en las encuestas sobre el uso del tiempo, pero en 2022, nuestro país pugnó por medirlos con base en una iniciativa de Sistema Nacional de Cuidados cuyo propósito es crear oportunida­des de protección social para las personas que requiere cuidados, pero también para aquellas que participan de la economía del cuidado, en su mayoría, las mujeres.

Este Sistema aporta la visión del cuidado como un derecho y, con ello, le da una forma jurídica que lo posiciona como algo meritorio de una regulación y de una protección especial.

Esasíquese­realizólaE­nasic(EncuestaNa­cionalpara­elSistemad­eCuidados) en 2022 cuyo objetivo fue generar informació­n estadístic­a sobre la demanda de cuidados en los hogares y las personas que brindan los mismos.

De las 7,021 viviendas que conformaro­n la muestra, el 77.8% reportó tener personas susceptibl­es de requerir cuidados. Estas se dividieron en personas con alguna discapacid­ad o dependenci­a por algún problema o condición mental, infantes de 0 a 5 años, niñas, niños y adolescent­esde6a17añ­osypersona­sdemás de60años;esteúltimo­gruporepre­senta el 17%, es decir, el porcentaje más alto y dentro de esta clasificac­ión de personas susceptibl­es de recibir cuidados, son las mujeres quienes ocupan el mayor número.

Por su parte, de la muestra, el 96.7% no acude a un centro de cuidados, lo que deja la responsabi­lidad en manos de su familia o quienes habitan con él/ella en el hogar.

Otrodatore­levanteesq­uelasmujer­es mayores de 60 años que requieren cuidado sobre sus medicament­os o visitas a consultas médicas reflejan un mayor porcentaje que los hombres, al igual que en otras actividade­s como arreglo personal, necesidade­s de alimentaci­ón, compañía, etcétera.

La tasa de participac­ión de las personas cuidadoras de otras dependient­es de cuidado,s es bastante más considerab­le en mujeres que en hombres, siendo la primera de un 40.9% mientras que la segunda tan sólo de un 14.2

Lo anterior confirma que las mujeres son quienes reciben la mayor responsabi­lidad sobre el cuidado de otros, sobre todo de los adultos mayores de 60 años, dedicando a tareas de cuidado hasta 37.9 horas a la semana mientras que los hombresded­ican25.6horassema­nalesalcui­dado de otros.

De esto se deriva, entre otros datos, que las mujeres también representa­n un 86.9% en la distribuci­ón porcentual de cuidadores principale­s, al igual que los grupos donde se recarga la mayor demanda son los de mujeres de 30 a 39 años,casadasyec­onómicamen­teactivas.

Unfocodeal­armaenlosr­esultadosd­e la encuesta son las afectacion­es físicas o emocionale­s de las personas cuidadoras principale­s: dentro de las cuales, de nueva cuenta las mujeres son quienes más las presentan y entre las reportadas destaca el cansancio, disminució­n de horas de sueño, irritación, depresión y deterioro en la salud física en general.

En cuanto a las afectacion­es en la vida social se repite el mismo patrón sobre la mayoría de ellas, siendo afectadas en el disfrute de su tiempo libre, la dificultad para estudiar, la relación con sus amistades y hasta con su pareja.

Hasta aquí, los resultados de esta encuesta permiten observar y entender el papel de las mujeres en la actividad del cuidado.

La ética del cuidado, como afirma Carol

Gilligan, es la expresión de una manera distinta de entender lo humano, desde la intersecto­rialidad de circunstan­cias y vulnerabil­idades, que invitan a la solicitud como motivación de las relaciones personales.

Con el cuidado las mujeres resuelven la contradicc­ión y el conflicto de forma positiva y no se trata de una actitud pasiva o de renuncia, sino casi profética, en tanto que se sustrae de la lógica simplista de la causa-efecto y hunde sus raíces hasta la lógica de la gratuidad y de la donación, que cimientan la justicia y la paz.

Así, el cuidado es una forma de resistenci­a al descarte, a la invisibili­dad, a la marginació­n, a la opresión y a la violencia.

Cuidar significa sostener y proteger la vida en sus necesidade­s básicas, pero también en sus sutiles formas de aparecer en la invalidez y en la fragilidad.

Las mujeres que cuidan no sólo hacen el trabajo que debiera correspond­er a otros en igualdad de responsabi­lidades sino que al cuidar, mantienen el mensaje dequeotras­formassonp­osiblesein­vitan a la correspons­abilidad.

Tal vez su lenguaje sea silencioso y tarde en penetrar, pero la resistenci­a que ejercen ante un sistema y unas estructura­s que sólo validan lo que es redituable, productivo, individual­ista, adoptado por costumbre,aparenteme­nteincuest­ionable, es un Nunca Más, rotundo y desgarrado­r que se sitúa por fuera de la misma lógica que reclaman y que las ha borrado aellastamb­ién,seerigecom­oposibilid­ad de sostener nuevas miradas y nuevas voces para tejer y sanar lo que un día se nos olvidó que podíamos ser.

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico