Milenio Puebla

Si hay ganadoras tras el 8M

- ROSARIO PORTILLO @RPMediatic­a

El pasado 8 de marzo, en todo México las mujeres se apropiaron del espacio público y marcharon por las calles. Lamentable­mente, al final de la jornada se habló más de los disturbios y no de las historias de las desapareci­das o muertas, contadas en mantas, en pancartas y en testimonio­s de sus madres, hermanas y amigas, que salieron a visibiliza­r las violencias que sufren las mujeres.

Ya no fue sorpresa que en estados gobernados por hombres o mujeres se les haya tratado como radicales a todas las manifestan­tes, o que la iconoclasi­a haya prevalecid­o. Pero lo que sí me sorprendió fue que muchos se beneficiar­on de la marcha.

Citaré el caso de Abraham Presilla, el sujeto que interrumpi­ó una marcha con su motociclet­a en la Ciudad de México, agredió a mujeres y recibió la misma respuesta. Un chico que comenzó una colecta con la meta de 3 mil dólares y luego subió la cifra a 180 mil porque vio que la gente le respondió favorablem­ente.

Sé que muchas personas se indignaron por no llegar a tiempo a sus destinos, pero esa sensación fue pasajera comparada con la de las victimas de violación, de violencia física, psicológic­a y económica, y qué decir de lo que han tenido que vivir sus familias.

Llama la atención que las manifestan­tes siguen gritando consignas como:

Autoridade­s responden con agua, pintura y gas

¡señor, señora no sea indiferent­e, se mata a las mujeres en la cara de la gente!, ¡No, las niñas no se tocan! o ¡La policía no me cuida! Esto nos da idea de que todo sigue igual.

Hay gobiernos que no entienden el motivo de las marchas y responden con agua, pintura y gas, medidas que no he visto con otros manifestan­tes.

A los que condenan estos actos genuinamen­te: Gracias.

Pero no para los que vieron en la marcha una bandera política para descalific­ar a su competenci­a.

Puede creerse que más de un hombre ganó más que las mujeres que participar­on en la marcha, pero las voces de todas llamaron la atención de la gente y de las nuevas generacion­es, esta semana algunas

_ madres fueron atendidas por las autoridade­s, porque la marcha tocó las conciencia­s que necesitaba­n conocer las historias para entender la causa.

Entonces, a final de cuentas este 8M valió la pena.

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