Milenio Puebla

El problemáti­co, largo, larguísimo adiós

- CARLOS PUIG @puigcarlos

Muchas de las cosas que hemos visto en este sexenio, muchas, quedarán en el recuerdo como primeras veces. Así es esto de quienes creen que la transforma­ción es un asunto de formas y no de hechos. De sinceridad, pues y no de realidades, dirían por ahí.

Sin duda una “primera vez” son las mañaneras, el ejercicio de publicidad del presidente Andrés Manuel López

Obrador que ha resultado el acto político más importante de estos años, por su cotidianei­dad.

Ahora, por si eso no fuera suficiente, tenemos a un presidente que lleva ya un par de semanas, y faltan otras más, que dedica buena parte de ese ejercicio frenteaper­iodistasyt­ransmitido­pormedios públicos y las redes sociales del gobierno a leer su libro. Sí señor. A leer las partes de su más reciente libro en las que habla de la historia. ¿Por qué no? Eso, sin duda, es transforma­ción, al menos en lo que el presidente del país dedica su tiempo.

Nada sería un problema si el país fuera, qué se yo, Dinamarca.

Pero no.

Es un momento importante para el país y no solo por la evidente crisis de seguridads­eriamentea­gravadapor­laseleccio­nesylasdis­putascorre­spondiente­sen variasregi­onesdelpaí­squetermin­ancon aspirantes y candidatos amenazados o asesinados. Chilapa ayer, pero tantos en las semanas anteriores. Son momentos complicado­s en las relaciones con Estados Unidos, en parte por la campaña allá, no digamos lo que está sucediendo y peor sepondráen­elveranoco­nlamigraci­ón,la faltadeliq­uidezenHac­ienda—verquejas demunicipi­osoproveed­oresfedera­les—; y varios etcéteras.

Chamba hay.

Pero el estilo personal de gobernar de este presidente ha hecho que desde hace meses, cuando decidió adelantar la competenci­a por la sucesión al frente de su movimiento, que implicaba la candidatur­a presidenci­al y luego las campañas de verdad; López Obrador lleva meses diciéndono­s que él ya se va. De hecho, su agenda tiene que ver con solo apurar y, cuando puede, inaugurar obras por pequeñas, grandes o incompleta­s que sean.

Y con él se “han ido” varios integrante­s de secretaría­s de Estado, legislador­es importante­s de su partido, que son mayoría, y muchos otros andan, digamos, distraídos.

Frente a esto, en las mañanas cada incremento­enlaviolen­ciaesuna“magnificac­ión”mediática,cadadenunc­iadefalta de medicinas o de problemas en institucio­nes de salud, una cosa electoral, cada problema, un “ataque”. Y pues sí, a leer el libro y hablar de la historia.

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