El canibalismo político en Puebla
Uno de los graves problemas que enfrenta Morena (también identificado como el nuevo PRI), es la falta de institucionalidad, aquella de la que gozan y en la que se formaron grandes cuadros como don Melquiades Morales, quien ha dejado en claro que su militancia y lealtad al tricolor se mantendrán intactas hasta el último suspiro.
Pero ahora, la nueva ola de políticos han echo bolita el oficio de la diplomacia y lo han arrojado por el escusado. No quieren esperar, no están dispuestos a negociar, se rehúsan a sumar su poco o mucho capital, si no son ellos los beneficiados con una candidatura.
No hay disciplina y menos paciencia; no quieren esperar al próximo proceso. A eso hay que sumarle que la reelección redujo los espacios de competencia, ya que priorizan el intento del actual edil o diputado a repetir en el cargo, que apostarle a uno nuevo para conquistar.
Y es por eso, a la vista de esta nueva realidad, que en Morena su coordinador y a la vez candidato a la gubernatura ha tenido que dar golpes en la mesa para calmar los ánimos de los inconformes.
Comenzó por Puebla capital, donde intervino para legitimar la candidatura a la alcaldía de Pepe Chedraui, pero después tuvo que tocar base en las cholulas, donde los grupos afines a Karina Pérez buscaban desbancar a Víctor Correau en San Andrés y a Tonantzin Fernández
Se comen vivo al oponente, sin ver que se tragan sus dedos
en San Pedro. Al final, todos se alinearon.
Lo mismo hizo en Texmelucan, Zacatlán, Chignahuapan y Tehuacán.
En este último, a pesar de que se favoreció a la hija del actual alcalde, Pedro Tepole con la candidatura a una diputación local, el edil no cerrará filas para apoyar al candidato ganador de la encuesta, y ahora competirá por separado a través del Verde y Nueva Alianza, en un abierto desafío a las dirigencias del bloque oficialista y del coordinador Armenta.
Y así, hoy sobran ejemplos de cómo el canibalismo político ha tomado otra dimensión y pueden comerse vivo al oponente, sin cuidar que al mismo tiempo, se están tragando sus propios dedos.
Y en el bloque de enfrente no es tan distinto, solo que ahí, la crisis de cuadros ha provocado que no haya tanto pleito y aún prevalece la cordialidad y el raciocinio.
Como diría el filósofo de Ciudad Juárez: “pero qué necesidad”.