Cancún. Experiencia con la naturaleza, el lujo y el confort
Con una variedad de actividades wellness, gastronómicas y recreativas, Hilton Cancún Mar Caribe consiente a sus huéspedes
Al llegar, el azul turquesa del mar da la bienvenida y la vista se empieza a deleitar con las bellezas naturales, la arquitectura y la diversidad de propuestas gastronómicas que encuentra a su paso y se combinan para hacer de la estancia en Hilton Cancún Mar Caribe All Inclusive una experiencia de entretenimiento, lujo y confort.
“Parte importante de nuestro objetivo es el entretenimiento, porque tienes un huésped que está todo el día en el hotel y lo tienes que tener ocupado con una variedad de opciones”, dice Alejandro Larrondo, gerente general del hotel, mientras a la mesa del Flama Skt —uno de sus restaurantes que ofrecen cena con reservación— llega una diversidad de entradas: minicroquetas de cangrejo, empanadas argentinas de res y de queso, tapas con chorizo argentino y mermelada de cebolla, y pulpo glaseado con alioli de crema de ajo, que el sommelier propone degustar con Ñeque, un vino chileno.
“En el Caribe tienes que ofrecer un diferenciador, y en nuestro caso es el cúmulo de actividades de entretenimiento, para consentir y conquistar al huésped”, precisa el ejecutivo.
Situado detrás del Museo Maya, zona arqueológica, y frente a un manglar, el resort permite el contacto con la naturaleza; solo basta girar la mirada para apreciar el mar o la laguna Nichupté.
Como complemento a las bondades naturales se suman las actividades que buscan consentir el cuerpo y el alma. El gimnasio, para quien prefiere mantener la disciplina al ejercitarse; el spa, para quien decide relajarse con un rico masaje, y el circuito de hidroterapia, que se agradece. También están las clases de yoga, yoga acuática o de acondicionamiento físico.
A unos pasos de la playa, la fiesta suena con diversos ritmos y ambientes: los lunes, con una noche mexicana, de boleros o mariachi, y también el reguetón, la música disco y la electrónica ponen el ambiente el resto de la semana. Para refrescarse a unos pasos, el Seasalt, que en el día ofrece snacks y por la noche sirve el trago deseado.
Una actividad más tranquila, pero también llena de emociones, es el casino del lobby, en un ambiente musical que va desde Frank Sinatra hasta Glen Miller mientras se disfruta de un coctel.
El show que ofrecen los chefs del restaurante Noriku —al que todos los huéspedes tienen acceso con previa reservación— en sus parrillas de Tepanyaki, donde muestran su destreza y habilidad para preparar la comida asiática mientras interactúan con los comensales, es otra gran opción.
Para cerrar el día, nada como
_ llegar a la habitación —cuenta con 540 en distintas categorías—, donde se disfruta de las noches y del sonido de las olas; así culmina la experiencia consintiendo el alma.