Cabaret. Irene e Ilse, un reto que las emociona
Las actrices reconocen que la disciplina de la obra en el teatro de los Insurgentes es lo más difícil que han hecho en su trayectoria; bailar y cantar al mismo tiempo “ha sido lo más pesado”
IEse fue el preámbulo para su debut en el género teatral de manera profesional
lse Salas e Irene Azuela viven muchas coincidencias. Sus nombres se leen en la marquesina del teatro de los Insurgentes, donde protagonizan el musical Cabaret. Ilse dando vida a Sally Bowles e Irene interpretando al maestro de ceremonias en el Kit Kat Club, Elcee.
Para las dos es su debut en los musicales y ha representado un riguroso ejercicio de disciplina, como nunca lo habían tenido en su profesión. El reloj marca las 5 de la tarde, las actrices ya han ingresado al teatro, poco más de tres horas antes de las función que ofrecerán a las 8:30 de la noche.
La hora permite hablar con las protagonistas, quienes antes de atender la entrevista con MILE
NIO, se saludan e intercambian un par de frases.
Ilse se sienta en la primera fila del Cabaret, cuya ambientación ha provocado un gran cambio en la sala del teatro. “Me enteré que ya estaban armando el casting. Nadie me habló y dije: ‘Bueno, seguramente ya no doy la edad’. Luego me comentaron que aún no encontraban a Sally, querían a alguien más joven, pero ninguna les convencía: ‘¿Te aventarías a hacer la audición?’. Y dije: ‘Pero, claro’. Llegué a la última colita, me dieron el personaje, y al día siguiente me temblaban las piernas; ‘Dios mío, ¿qué hice?’, pensé, y aquí estoy”.
Ilse reconoce que no ha sido nada fácil su debut en los musicales, “cantar y bailar al mismo tiempo”. Para tener condición física, como parte de su preparación, “me metí a mis aeróbics de señora, para aguantar —cantar o hablar y bailar—, para entrar en condición. Soy una mujer sana, hago ejercicio, pero no a este nivel. No tengo un cuerpo fit, ni la educación vocal para aguantar seis funciones a la semana”, por lo que, comparte, está aprendiendo mucho.
“Cuando tengo que cantar y bailar me aflige demasiado, ese es mi coco. Actuar es lo que hago, es el medio que transito, entiendo los textos, entiendo a mi compañero; ahí me siento muy cómoda, libre, pero bailando y cantando siempre me provoca el cuestionamiento: ¿seré lo suficientemente buena, estarán viendo el show que se merece la gente?”.
La actriz que está saliendo de una afección en la garganta que le impidió dar la función del domingo, no deja de jugar con sus manos mientras sigue compartiendo cómo ha sido la experiencia profesional que la tiene en total aprendizaje.
“Esunretogigante,nuncahabía hecho esto, me siento vulnerable, cansada, frágil, y al mismo tiem
po emocionada, ilusionadisima; la respuesta de la gente es avasalladora.Todo junto. Estoy hecha un manojo de emociones”, comparte.
Antes de que la actriz suba al escenario para hacer sus fotos, se da tiempo de comentar que piensa seguir aprovechándo al máximo su experiencia en el musical: “Estar en Cabaret ha sido un gran crecimiento, es una experiencia que esunavezenlavida.No,bueno,alo mejorlahagodeFroilanSchneider, después, ya más viejita (risas)”.
La reacción del público
Irene Azuela deja su camerino y sale al cabaret, se sienta en la parte deatrásdelteatro,yposaparalacámara, inicia la charla compartiendo cómo llegó Cabaret a su vida.
“Fue una invitación divertida y ocurrente de parte de Mauricio García Lozano, que es el director de la obra, para hacer el maestro de ceremonias, que normalmente había interpretado un hombre. Me pareció superatractivo el reto y nos dimos a la tarea de convencer a todo el equipo creativo de que Elcee iba a ser una mujer”.
Ese fue el preámbulo para su debut en el género teatral de manera profesional, pues recordó que su pasión por este se gestó en preparatoria.
“Había hecho musicales en la prepa, había un grupo de teatro musical muy profesional que todos los años hacía producciones espectaculares; tenías que hacer audición para entrar, era una de las actividades estrella de la escuela. También compraba discos, me sé muchísimos (musicales), pero cuando decidí dedicarme al teatro dramático, como que los hice a un lado,aunquesiempremegustaron mucho. Y cuando me llegó la invitación para Cabaret fue inevitable decir que sí”.
En la experiencia de llegar al musical de manera profesional ha descubierto —y en eso también coincide con Ilse— que el momento más difícil es cuando “tengo que cantar y bailar”, pues requiere de una gran preparación.
“Para mí era muy importante que ya entrará el público; como maestro de ceremonias soy
_ el puente comunicador en tre lo que sucede en el escenario y abajo. Este montaje apela al trabajo de actores, bailarinas y orquesta; el show somos nosotros, y Cabaret es muy crudo”, finalizó.